Han pasado dos meses desde que la pelirrosa pudo tener de aliado a Nell Phantom, en ese tiempo han podido convivir un poco, sólo cuando ambos tenían tiempo de sobra ya que, obviamente, tenían trabajo que hacer.
Melrose pudo cumplir la promesa de protegerlo de las deudas de su familia, cuando habló con su padre al respecto con suma tranquilidad, el rey comprendió lo que dictaminaba su hija menor, pudiendo saldar cuentas pendientes que tenían los Phantom, una acción que internamente agradecía el pelinegro con reflejos morados.
Ahora, la ojimorada se encontraba en su respectiva sala, viendo unas cartas de compromiso con otros reinos, algunas eran por parte de alianza provenientes de otros reinos lejanos, otros eran para garantizar los comercios que se llevarían a cabo. En toda la mañana ha estado al corriente de las cartas y mandamientos que mandaban, en muchas ocasiones los leía por segunda vez para no cometer errores, y así, con ayuda de sus poderes, lograba terminar más rápido de lo normal.
Con seriedad, observa con el ceño fruncido el balcón, ya que de éste sentía una presencia que se encontraba fuera de su habitación, trato de ignorar dicho acontecimiento, no tenía porque perder su tiempo; además, para eso daría una advertencia después.
—Princesa... Es decir, Melrose.— La voz suave y tranquila de la joven Tatiana resuena en los oídos de la pelirrosa, obteniendo su atención. —Tengo un mensaje para usted, el emperador requiere su presencia en la oficina principal de su majestad.
Eso sí que la extrañó, ¿para que querría de su presencia? Normalmente la llamaba sólo para reunirse en las cenas familiares y en eventos sumamente importantes, pensó con atención que se debía a una urgencia importante, reflexionar en eso, causó que las expresiones de Melrose se endurecieran, dando una mirada fría a los papeles que estaba registrando.
Se levanta decidida de su asiento, para luego ajustar sus anteojos del mismo modo.
—¿Necesita que le ayude con algo, Melrose? Luce preocupada.
—... Estoy bien, Tatiana.— Responde con neutralidad, suavizando un poco sus facciones al notar el nerviosismo de su sirvienta. Pregunta cortésmente. —¿Podría ayudarme a llevar éstos documentos hacia el emperador Jaider?
—¡Por supuesto, mi princesa!—. Sonríe levemente la pelinegra, acatando rápidamente la orden de la fémina con pelo corto.
Las dos salieron de la habitación con cuidado, llevando dos pilas de papeles que eran explícitamente dirigidas hacia el padre de Melrose. A pesar de que Tatiana insistiera en llevar la otra fila de hojas que llevaba Melrose, ésta se negaba porque, claramente quería hacerlo por su cuenta.
Salieron de los aposentos de la segunda princesa, en el camino ambas féminas conversaban un poco, sobre como iba la familia de Tatiana, el pacífico orden que se encontraba el reino. Básicamente todo era normal, hasta que la sirvienta de Melrose tocó un tema bastante peculiar.
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𝗜𝗡𝗘𝗙𝗔𝗕𝗟𝗘 ▏𝗟𝐚𝐬 𝗝𝐨𝐲𝐚𝐬 𝗱𝐞 𝗹𝐚 𝗣𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚 𝗠𝐞𝐥𝐫𝐨𝐬𝐞
Acak𝘌𝘯 𝘥𝘰𝘯𝘥𝘦 𝘎𝘳𝘦𝘵𝘢 𝘞𝘢𝘨𝘯𝘦𝘳 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦 𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘺 𝘷𝘪𝘷𝘪𝘢 𝘦𝘯 𝘱𝘢𝘻 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢 𝘯𝘰𝘳𝘮𝘢𝘭. 𝖮... 𝙀𝙣 𝙙𝙤𝙣𝙙𝙚 𝙂𝙧𝙚𝙩𝙖 𝙩𝙧𝙖𝙣𝙨𝙢𝙞𝙜𝙧𝙖 𝙖 𝙪𝙣 𝙢𝙖𝙣𝙝𝙬𝙖 𝙡𝙡𝙖𝙢𝙖𝙙𝙤 «𝐋𝐚𝐬 𝐉...