9. Es tu culpa, Winter

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Trató de no quedarse viendo como tonto al otro lado de su escritorio, en dónde Reese estaba trabajando, revisando el historial de llamadas de un sospechoso en el caso actual. Vamos que tenía su propia pila de carpetas, las cuales esperaba tener cerradas para el final del día. Lo que era difícil cuando su atractivo compañero barra novio, estaba tan cerca luciendo ese ceño fruncido que le quedaba tan bien. Lo hacía lucir todo rudo.

Se mordió el labio inferior antes de sacar su teléfono y tomarle una foto de manera discreta. Luego se la envió a su amiga Jess.

Maxen: Aún no puedo creerlo. Estás segura de que estoy despierto y no en coma.

La respuesta le llegó un segundo después.

Jess: Estás despierto. Créetelo. Y joder, que cara más sexi. Bastardo con suerte.

Se rio. Sabía que Jess amaba a su esposo Clyde, pero en verdad no tenía reparos en decir cuando un hombre le parecía atractivo. Y tampoco es que pudiera culparla, Reese Winter era muy guapo incluso con su ceño fruncido y su seriedad. Al menos era serio en el trabajo porque fuera de la estación, Maxen estaba descubriendo cuan encantador y risueño podía llegar a ser.

Cuando le contó a Jess en un mensaje que estaba saliendo con su compañero, ella prácticamente había aporreado la puerta de su apartamento solo para asegurarse de que no le estaba mintiendo. Luego ambos gritaron y saltaron como un par de adolescentes hasta que el vecino del frente salió a la puerta y los mandó a callar. Bueno, Maxen seguía sin creerlo del todo.

Alzó la cabeza aún con la sonrisa bobalicona en sus labios solo para toparse con la mirada divertida de Reese.

—¿No deberías estar trabajando? — preguntó su compañero inclinándose un poco al frente.

La respuesta se retrasó un poco porque, joder, ese hombre era una delcia para la vista. Seguro había personas que no estarían de acuerdo, pero para Maxen, Resee era espectacular. Tal vez solo era su enamoramiento hablando. Como fuera, se quedó perdido, memorizando cada línea de sus rostro, en especial la curva de sus labios. Lo cual le llevaba a recordar lo que fue besarlo la otra noche, se sintió bien.

Muy, muy bien. De hecho no le molestaría besarlo justo en ese momento.

—¿Van A'ert?

Parpadeó saliendo de su ensoñación. El calor golpeó su rostro ante la risa entre dientes de Reese.  Oh, él estaba disfrutando de verlo actuar como un mocoso con su primer amor. Rodó los ojos.

—Es tu culpa, Winter. Te ves demasiado bien— se inclinó al frente—. Me gustas, no puedo evitarlo.

—¿Es así?— El de ojos azules sonrió de medio lado, golpeteando lentamente los dedos contra el borde del escritorio. Maxen asintió mordiendo su labio inferior—. Oye, estaba pensado que tal vez esta noche podemos...

—Sí quiero.

—Ni siquiera me dejaste terminar.

—Cualquier plan contigo, sí quiero — dios, más intenso no podía ser. Aunque no iba a disculparse porque desde la noche que acordaron probar una relación, no habían tenido demasiado tiempo juntos. Entonces tomaría cualquier oportunidad de estar a solas con Reese—. Incluso te acompañaría a hacer el super o a la lavandería.

—Eres un caso. Y en realidad esperaba que aceptaras ir a cenar a mi casa esta noche.

—Sí quiero— repitió sintiendo el brote de emoción empezando en la boca de su estómago y expandiéndose con mucha facilidad al resto de su sistema—. Debo llevar algo.

Winter's LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora