012: todavía me ves en tus sueños?

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―¿estás seguro de que no te molesta, markie? ―inquiere donghyuck a la mañana siguiente mientras se dirigen al instituto.

―por supuesto que no, gatito ―le asegura con una sonrisa radiante a través del espejo retrovisor. ―¿te importa que te siga llamando gatito?

―no, no, para nada ―responde inmediatamente, recibiendo un asentimiento de cabeza por su parte. ―¿cómo nos afecta a los tres? ―esa es la pregunta del millón.

durante un breve instante el silencio reina en el coche, y el castaño contiene la respiración, esperando la contestación de los gemelos. estos se observan entre sí, dedicándose una mirada cómplice y una sutil sonrisa.

―por mí podemos seguir igual ―dice jeno, escondiendo una mueca juguetona.

―para mí ya era como si fueran pareja ―se burla su hermano, provocando un sonrojo en el menor. ―pero ahora que es oficial no quiero estar todo el tiempo viendo lo empalagosos y cursis que son, parejita.

―bien ―ríe ligeramente el ojimiel, feliz de que todo haya seguido igual.

―¿seguro que es por eso, hermano? ―interviene el otro rizado, poniendo en tensión al aludido y llamando la atención de su novio. ―¿jisung no tiene nada que ver?

―no sé de qué me estás hablando ―carraspea, incómodo.

―lo que tú digas ―replica con una sonrisa burlona.

el resto del trayecto lo pasan metiéndose con él y molestándole con el tema de su innegable atracción hacia el mejor amigo del castaño. el conductor se dedica a ignorarles, provocando que sus bromas y risotadas sean más intensas.

una vez llegan al instituto, jeno no duda en entrelazar la mano de su chico frente a la mirada anonadada de la mitad del alumnado y se encaminan hacia el interior del edificio, más concretamente en busca de la taquilla del menor y jisung.

―¡oh, dios mío, están juntos! ―exclama este último al ver aparecer a su mejor amigo con la mano en la de su chico.

―¿podrías gritar más? creo que los canguros de australia no te han oído ―se queja frunciendo el ceño y haciendo un puchero.

―cierra el pico, dong, estoy súper emocionado ―le espeta con seriedad antes de sonreír ampliamente.

―hola, jisung ―saluda jeno mostrando sus hoyuelos, completamente divertido ante la escena que está presenciando.

―hola, jen ―le responde el aludido, y luego se gira hacia su hermano, observándole con una mueca divertida antes de decir:― lee.

―park ―pronuncia con el mismo tono, ganándose miraditas cómplices por parte de los otros dos.

el resto del día, al igual que las siguientes semanas, donghyuck se siente como un mono de feria, pues las miradas indiscretas de todo el mundo están puestas en él y en la nueva relación que ha iniciado con jeno. en cierto modo no les culpa, pues el rizado no duda en mostrarse cariñoso con él enfrente del resto.

no obstante, tras una semana de noviazgo, todo sigue exactamente igual, y no solo eso, sino que ha empezado a notar cómo el alumnado femenino le observa con una mezcla de envidia y rencor que le pone los pelos de punta. lo ha hablado con su novio en más de una ocasión, transmitiéndole su malestar e incomodidad, pero él le ha convencido de que no debe preocuparse por lo que piensen los demás, siempre y cuando ellos dos estén felices juntos.

―no te preocupes más, amor ―le dice mientras le acaricia suavemente la espalda para tranquilizarle. ―ya verás cómo en un par de días dejaran de mirarnos.

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