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La persona de cabello lacio abrió los ojos ante el llamado nuevamente.

— Emanet... Vamos levántate.

Apartando la mano que quería tocar el rostro se acomodo en la cama.

— Déjame..

— Sabes que no puedo hacer eso, vamos tienes que levantarte.— Claus sostuvo el brazo para levantarlo.

— No voy a levantarme hasta que me digas que todo esto es una mentira y que Diabla vendrá a buscarme.

El sabía muy bien que ahora era como una ficha más de un rompecabezas roto, solo no podía concebir la idea de que ella ya no estuviera, de tan solo pensarlo era aterrador.

— Sabes tan bien como yo que eso no pasará, pero siempre podrás visitarla cuando quieras. Su cuerpo está enterrado en la mansión principal.

— ¿Que estas diciendo? ¡¿Porque ella quedó en ese lugar?!— grito levantándome enseguida, el cabello cayendo en un rostro pálido con ojeras.

— Es nuestra hermana, claro que quedaría- lo interrumpió bruscamente.

— Tu hermana, ese hombre no quiso saber más de ella ¡No puedes dejar que esté en ese lugar y no conmigo!

— Emanet.— tocó sus sienes suspirando.— tu también vendrás a la mansión.

Si alguien estaba riéndose de su condición con sus malos chistes sería mejor que parara.

— Sabes que no pisaria el suelo de ese hombre ¡Jamás!

— Anton y yo estamos en proceso de divorcio no puedo hacerme de cargo de ti, eres el sucesor y tu deber es estar con tu tutor en este caso tu "antecesor" ante el fallecimiento de Diabla.

—¡Ahora soy un adulto puedo cuidarme solo! — los pies fallaron una vez en el suelo con todo el cuerpo de Emanet doliendo, podía sentir la falta de comida. La cabeza aún dolía por el licor que aún quedaba en el sistema.

— Las personas que vinieron por Diabla vendrán por ti al saber que eres su hijo, ahora mas que nunca ya que eres el sucesor de la organización.

Ante las palabras de Claus los puños de Emanet se cerraron por si solos, acababa de perder a la única persona que quería, sin contar a Claus porque ahora podía ver que también le daría la espalda.

Estaba acabado.

— Puedo hacerlo, déjame demostrarte que puedo.— se arrodillo sobre la alfombra color plata frente a un Claus cansado.— no quiero ir a ese lugar por favor.

— Es tu padre.

—¡No lo es! — volvío a ponerse en pie.— ¡solo tengo un padre y una madre! No conozco a esa persona y no pertenece a mi familia.

Su mirada era un diluvio de emociones castas.

— Tarde o temprano tendrás que aceptarlo Emanet, prefiero que sea temprano y no sigamos perdiendo el tiempo.— el cuerpo dejo feromonas densas sobre el asiento antes de ir por una maleta que contenía probablemente todo el equipaje.

Emanet lo miro sin entender, hace no muy pocas horas lo había perdido todo y ahora debía ir y pasar el resto de sus días al lado de alguien que me odia, como en una pesadilla.

— Claus no hagas esto.— corrío y se interpuso en su camino.— debe existir otra manera ¿Como no puedes ver que el me odia? Nunca me reconoció como su hijo.

Se inclinó un poco para estar cara a cara.

— El no te odia. Ahora se un buen niño y ve a subirte al auto.

| VINO DELICTUM | © BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora