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La cabeza de Emanet descansaba sobre el regazo de Claus de manera pacífica mientras estaba perdido en el sueño, al fin había logrado conciliar algo de este.

La mano de Claus estaban sobre su cabello tratando de evitar no hacerle algo de cariños frente a Dralva.

— El pobre estaba exhausto. — susurro levantando la mirada de Emanet mientras que Dralva sostenía una copa de vino.

Estaban en una de las habitaciones de la mansión, probablemente la que esta destinada para que el chico se quede.

— Llévatelo.— la voz de Dralva fue demasiado profunda, sus ojos recorriendo el rostro de la persona que sostenía Claus.

Maldición, ni siquiera se parecía a el, tal vez un poco a Sea pero definitivamente no a el.

— Sabes que no puedo hacer eso, mi matrimonio no está pasando por un buen momento, además tú debes ser su tutor porque es tu...

La copa que sostenía Dralva fue dejado sobre la mesa continua con más fuerza de la necesaria.

— Porque es hijo de Sea, el hubiera querido eso.— corrigió Claus volviendo la cabeza hacia el chico.

La mandíbula seguía firme mientras Dralva estudiaba a Emanet por completo con curiosidad, tratando de encontrar las similitudes con Sea, pero era mejor no estar cerca de este chico en lo absoluto, no sabia si podía soportarlo.

Volvió hacia la mesa tomando la copa entre sus dedos una vez más.

—¿Le diste su medicina?

— Si lo hice, por cierto ¿como estan las personas que se expusieron a sus feromonas?— en la ceremonia Emanet dejo salir sus feromonas lo que resultó ser un cóctel demasiado tóxico para algunos de los asistentes.

Pero eso el chico no lo recuerda.

Claus espero en silencio una respuesta pero Dralva seguía imparcial.

— ¿Están bien verdad? Iré a disculparme con ellos apropiadamente en nombre de la organización.

— Están muertos.

Los ojos de Claus parecían haberse congelado por la sorpresa inminente, trago grueso recordando los momentos en los que llegó junto a Emanet pero el tenía los ojos cerrados con lágrimas mientras era rodeado de cadáveres.

Solo Dralva estaba en pie.

— Será mejor que no te alteres demasiado...— Claus paso una mano por la frente del chico susurrando en silencio.

— Tiene que controlarse.

— Es solo un niño, no sabía lo que hacía.— Claus defendió.

— Tiene que hacerlo, trae su medicina.

Dralva fue rudo y maldiciendo por lo bajo su hermano se alejó de Emanet con cuidado a despertarlo desapareciendo por la puerta.

El cuerpo de Emanet pareciera de porcelana sobre la cama, sus piernas blancas desnudas por el pantalón corto no eran visibles cuando llegó empapado de pies a cabeza, por supuesto que Claus lo había cambiado antes de que se resfriara, la temperatura aumentaba unos grados por la noche.

El cabello entre negro y rojo estaba revuelto, mientras se encogía entre la sábana alrededor de su pecho.

Los pasos de Dralva se detuvieron a un lado de la cama mientras extendía el brazo.

Era una mierda... si tan solo tuviera cabello castaño podría llegar a parecerse a su ex esposo, no era que se parecieran demasiado, con un cabello tan largo era más una mujer desde atrás, pero tampoco se podía evitar que con algunos cambios sería como estar viendo a Sea nuevamente.

| VINO DELICTUM | © BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora