Capítulo 04

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Jeff había oído.

No todo, ni la mayoría, pero creía que lo que había captado, era más que suficiente para entender.

Más de un bicho en esta casa le tenía ganas a su pálido y demacrado ser.

Su corazón estaba palpitando muy rápido, y no por que le emocionara la idea, al contrario, le incomodaba, bastante, y no iba a admitirlo.

Usualmente te sentirías halagado si nunca te habrían prestado atención, y de la nada hubiera más de un hombre buscándote y considerándote interesante, fuera en el sentido sexual o romántico.

Este no era el caso para Jeff.

No quería saber nada sobre esto.

No quería saber que tipo de cosas que quería hacer Laughing Jack ni desde cuando, no quería saber que tipo de visión enfermiza tendría Slender sobre él cuando podría jurar que creía que a sus faltantes ojos era un hijo o algo por el estilo, no quería saber si Liu realmente era un sobreprotector de mierda, o sí verdad que había algo más turbio detrás de esa idea de protección fraternal, y menos, pero mucho menos, por encima de todo lo turbio de los dos monstruos y una probabilidad de incesto, no quería pensar en que su mejor amigo (con el cual las cosas habían estado un poco secas últimamente) tenía un interés menos de "amigos para siempre" y más de "amigos con derechos".

Había corrido de la manera más silenciosa posible al sillón donde estaba durmiendo previamente, para tirarse encima del mismo, colocarse el antifaz, e intentar simular que seguía dormido, que en ningún momento había oído nada, que era inocente, y que no tenía las cosas del día anterior confirmadas.

Podría haber jurado que nadie se había dado cuenta de que era él, puesto a que apenas notó como su mejor amigo y su "ya no tan visto como una especie de padre adoptivo/profesor" habían comenzado a dar vuelta la cabeza, se ocultó, y contuvo su respiración por segundos suficientes para avanzar sin ruido antes de empezar a correr.

Su antifaz estaba colocado, y su cuerpo girado de manera que la cara de contra el respaldo del mueble. Esa era la manera en la que muchos temían que al dormir, monstruos aparecieran en el espacio detrás suyo, al contrario de dar la espalda a la zona más alta del sillón, la cual... te haría ver el monstruo de frente.

Y nada más cerca de la realidad fue lo que ocurrió aquí, por que aún si la espalda de Jeff daba contra el aire libre, este monstruo decidió romper con las reglas de lo común y asomar su cabeza por encima del respaldo.

El asesino de la sudadera blanca sintió su presencia, no de a poco hasta que estuviera lo suficientemente cerca como para pensar que era obvio que ya estaba en frente suya, no, la sintió de repente, sin poder percibir a la lejanía, solo a la cercanía.

Podría jurar que estaba en frente de su cara, tanto, que tenía que hacer un fuerte esfuerzo para no mover la boca, no respirar demasiado agitado, tenía que actuar como que estaba durmiendo.

Pero... ¿Por qué?¿Por qué tendría que hacerse el dormido? Él no había hecho nada malo, es más, al contrario y sacando el tema con Sally, ¡era completamente inocente!.

Aún así...¿Por que se sentía tan nervioso, y tan aterrado con la idea de ver que era lo que estaba mirándole tan fijo como para sentirlo a través de su antifaz?

Concluyó en que iba a actuar, la situación era demasiado tensa, no tenía por que aguantarla, y estaba en todo su derecho a hacerse el idiota por el tema del cual los chicos estaban hablando en la cocina, por que le incumbía y era su culpa por no haber ido a un lugar más oculto y secretivo que el sitio donde todo el mundo acudía si no era para una de las comidas del día, para agarrarse un snack, o lavar algún cuchillo por flojera de hacerlo en el lavadero que había en la parte de atrás de la casa.

Su valentía se esfumó al sentir una mano, todo su cuerpo se sintió helado, no sólo por que la mano estuviera fría, pero por qué tocó su mejilla de una forma tan suave que provocaría mariposas en el estómago a cualquiera... menos a alguien como Jeff, quién estaba temiendo bastante por sí mismo y la atención que al parecer había estado atrayendo.

Si la mano pasaba así por su rostro, suponía que era porque había fingido muy bien que estaba durmiendo, y el otro no lo notaba.

El otro y no la otra porque aquellas manos no se sentían pertenecientes a las de una mujer.

La mayoría de mujeres en esta "familia" tenían las manos llenas de callos, apretar cuchillos con la fuerza suficiente para clavarlos en el cuerpo de alguien no iba a dejar tus manos suaves y tersas no importa cuantas X o cuantas Y tuvieras en tus cromosomas, apretar armas y encajarlas en carne viva iba a dejar una marca en tu cuerpo de forma permanente.

La razón por la que podía distinguir que tipo de ser estaba tocándole la cara era por ambos el hecho de que tuviera garras (era muy raro que alguna de las chicas pudiera mantener su manicura, a menos de que formara parte de un cuerpo preparado para usar las uñas en desgarres), y que no había ninguna razón para que una chica tocara así la cara de Jeff, teniendo en cuenta que incluso Nina sería un poco bruta en esta situación y se daría cuenta de inmediato.

Su cobardía volvió, como si supiera quien era pero no quisiera ver, no quería saber nada ya, adoraría ser capaz de volver en el tiempo y comportarse de otra manera para evitar que hoy en día tuviera a cuatro seres discutiendo sobre su vida en la puta cocina.

No creía que portarse peor hiciera que gustaran menos de él, teniendo en cuenta la pequeña mierda que era en todo: desordenaba, no pensaba en el resto, ensuciaba (menos que Nina, por suerte), usaba la ropa de otros por que se las confundía con las de él mismo, roncaba muy fuerte, llegaba a altas horas de la mañana haciendo más ruido que los pájaros de las seis que solían anunciar que ya estaba amaneciendo en verano, era una desgracia.

O eso pensaba, no creía que ser un desorden y un forro con el resto diera estos resultados, ¡Al contrario!¿Tendría que haberse portado bien para que no le vieran de esa manera?¿Tendría que haber ayudado en las tareas de la casa, limpiar, ordenar, ser más amable con Sally, dejar la vida del asesinato para no traer atención?

¿Ser otro ser humano decente hubiera sido lo que habría alejado las miradas de él? Lo dudaba, lo dudaba bastante. En un hogar donde todos hacían las mismas desgracias, eso habría llamado aún más la atención, estaba muy seguro.

La mano se alejó del rostro pálido de Jeffrey habiendo dado una pequeña caricia de casi nada, seguida de unos pasos alejándose del sillón. Fue en ese momento en el cual recordó volver a respirar, porque al parecer había estado aguantando el aire con miedo a que le descubrieran despierto, y también, que estaba cubierto.

Cuando se había tirado en el sofá las dos veces, no había sábanas para cubrirse, y ahora, tenía una encima.

Tragó saliva con dificultad, tenía la cara roja.

El harem yaoista de Jeff the killerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora