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Mis ojos se abrieron sobresaltado. Todos se me vino encima y no entendía nada.

¿Había muerto? ¿Dónde estaba?

Me desperté en una pequeña habitación desordenada. Los recuerdos me azotaron, rompiéndome en mil pedazos.

Había muerto... Mi mamá, mi papá, mi hermano, mis amigos, mi vida entera.

Solloce. Mis padres ¿Cómo lograran superar esto? Mi corazón dolía de solo pensarlo.

Grite. Mi grito salió agudo, como si se tratara de un niño. Me sorprendí, entonces caí en cuenta de me encontraba con vida. Mire mi cuerpo, pequeño, delgado como de un niño de unos 12 años.

Corrí por ese lugar desconocido buscando un espejo, llegue a un baño y quede en shock.

Reconocía ese cabello rubio, esos ojos azules, esas marcas en las mejillas.

Mi respiración se volvió pesaba. Estaba soñando o delirando, pero esto no podía ser verdad.

Mi corazón palpitaba como loco, no podía respirar, mi garganta se cerraba. Entonces los recuerdos de Naruto se mezclaban con los míos, el niño solitario y retraído.

Era Naruto Uzumaki, el protagonista de mi serie favorita.

Me reí sin creerlo.

—Esto no está pasando. Esto no está pasando—me repetí.

Camine por el lugar sin poder quedarme quieto. De algún modo yo era Naruto, sus recuerdos estaban en mí, tanto como lo que vi en la pantalla tanto como lo que no. Pero también seguía siendo Zack, y esos recuerdos eran fuertes.

Caí de rodillas y lloré. ¿Como caí aquí? En un lugar tan peligrosos como este, sobre todo siendo el principal, ese que corre por el peligro. Demonios.

Esto tenía que ser una mala broma.

Si los recuerdos de Naruto estaban mal, hoy era el día en que nombraban los equipos. No quería moverme, no quería ir, mire el conjunto naranja en la cama. Este lugar era un desastre, no entendía como podía vivir así.

Ropa sucia tirada por los suelos, tazones con restos de comida regados por el suelo, el olor tampoco era agradable.

—Tendré que dejar una ventana abierta para que el lugar se ventile, no tengo tiempo para limpiar ahora.

Tenía que llegar a la academia, no me quedaba de otra, según estos recuerdos ya iba tarde, me quede mucho tiempo divagando, gritando y llorando. Tomé el conjunto naranja y me di una ducha rápida, era incómodo un cuerpo que no es mío, Naruto era demasiado pequeño y delgado aun para su edad, tal vez por la mala alimentación, es una suerte que allá parado en este momento, donde aún estaba a tiempo para moldear el cuerpo de Naruto, recordaba lo que Naruto había aprendido hasta ahora, y su entrenamiento de verdad aun no había comenzado.

Era una suerte.

Una vez listo corrí hasta la academia. No sabía cómo debía actuar, era Naruto, el pequeño rechazado, el despreciado, el que jamás se rindió, el que quería ser Hokage, pero también era Zack, el adolescente con talento musical, el alfa, el músico con el sueño entrar a la mejor academia artística y ser grande, aquel sueño que jamás se iba a cumplir porque Zack había muerto.

Los recuerdos me dolían, pensar que mi vida había acabado tan rápido. No tenía sentido intentar volver si ya estaba muerto, solo podía lamentarme y desear que mis seres amados logren seguir adelante.

No quise pensar más, llegué a la academia. Me detuve en shock, los olores, era de alfas y omegas. No tenía sentido, según sabia, este mundo solo se rige por dos géneros, a no ser que... Un aroma sumamente dulce me invadió. A cítricos, dulce era delicioso, mi alfa interior se removió recordándome que seguía ahí.

Un nuevo Naruto(Narusasu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora