La rutina había comenzado de nuevo con el castaño levantándose y sintiendo como primera sensación el pecho apretarse, sentimiento normal de alguien enamorado no correspondido pero ¿el que podría saber de como tratar aquello?
Sin siquiera notar el paso del tiempo se encontró a si mismo en eel ruidoso y caluroso salón de clases donde las horas eran un método de tortura lento y doloroso, el ventilador moviendo sus alas de forma lenta sin dar realmente alguna brisa que calme el calor simplemente hasta te energía girando en su eje, tan concentrado estaba que casi pega un grito en su propia silla cuando algo golpea su cabeza enrulada, un avion de papel había estrellado en sus hebras, lo sostiene en sus manos con mirada curiosa y antes de abrirlo observa a su entorno al destinatario, sin resultado obviamente.
Inmediatamente recuerda las cartas que recibe últimamente y creyendo así que está sería otra de ellas, y vaya que no estuvo equivocado cuando se cruzo con esa letra cursiva tan bella a la vista echa con tinta, "eso es, tinta" ya tenía su primera pista, ¿pues quien escribe con tinta en estos años? dejando para más tarde el trabajo de investigación procede a la lectura de aquella hoja, ansioso por leer empieza a leer tratando de hacerlo con mucho cuidado.
— Cual obra de museo puedo verte pero más no tocarte
Sería yo un pagano por querer profanarte con mis palabras?
Es que por querer de tu piel sería un pecado de mí parte?
No es como dijo Miguel Ángel?
De la vez "que vio un ángel tallado en mármol y lo tallo hasta dejarlo en libertad"Pues yo así quisiera liberarte de aquel guardia que te prohíbe de mí bondad
Quiero yo darte la oportunidad, bella pintura, de a mis brazos caer y que encuentres allí la felicidad.
Su inevitable sonrisa inocente por esas palabras fue más fuerte que cualquier lógica, se sintió muy matado con renglones y letras, oh aquellas letras que bailaban un tango romantico para el ante sus ojos, poco le importo que aquel pelirrojo lo observaba con verdadera curiosidad.
Y al pelirrojo poco le costó conectar cables y sumar un dos más dos, alguien le estaba mandando cartas a su chico, ¿su chico? se pregunta.
Desde cuándo podía el marcar territorio en Dazai, si siquiera tuvo la decencia de decirle que lo amaba, y en ese arranque de celos fue que noto lo obvio, quizá no amaba a Dazai, quizá el bicho no llego tan profundo en su corazón y quiza la flecha de cupido se hallaba aún en viaje, pero lo quería, lo quería con fuerza, y sabía que era cuestión de tiempo de que esa flecha lo dejaste sin aliento en un golpe mortal.
Pero esta información fue mucho que digerir para el, que debía hacer? Dazai se lo había dejado claro, o lo amaba o lo odiaba, quizá si le decía lo que sentía el se conforme, era el pensamiento que le surgió y el más factible, así que enseguida se paró de golpe con intenciones de buscar a Dazai (tuvo un pequeño mareo de lo rápido que se levantó) pero el ya no estaba allí.
Solo se quedó parado y arrepentido por no apurarse mientras observaba el lugar y en ese momento noto que su querido había olvidado aquella carta que le dieron en su mesa, y nadie le podía pedir al pelirrojo que contuviese la curiosidad de leerla.
Al finalizar sintió un apretón en el cuello y pecho, un dolor agonizante en el estómago como un vacío que lo consumía, y al mismo tiempo en su mente se cruzaban sentimientos de frustración, de enojo de tristeza.
— Mierda.... realmente.... está persona escribe demasiado bien, que bello.— quizá las últimas palabras fueron escupidas con odio mientras que las primeras fueron dichas con tristeza.
Al volver a su casa en la línea de bus estuvo observando en su ventana atónito, recordando pequeños besos, toques, risas del castaño, y lo extrañaba, "¿el estará pensando en mí?" y se imagino en una situación donde la respuesta sea un no y casi llora a bordo, pero el no era de los que bajaban la cabeza, no señor, para nada, el daría todo de si mismo para pelear contra quién sea, fuese en lo escolar o en lo romántico el debia ganar y ya tenía sus intenciones claras.
Siquiera espero llegar a casa y saco una hoja y lápiz de la mochila, allí mismo empezaria a escribir sus sentimientos actuales por Dazai.
En aquella carta le pediría perdón por no haberlo echo sentir amado, por haberlo echo sentir como un algo más, como algo reemplazable, pediría perdon de la forma más bonita que se le ocurriese y es que tanto se esmero que mientras caminaba a casa siguió pensando versos, y llegadas las dos de la madrugada estaba recién concretando cada palabra.
Y llegado el día estaba el apunto de cruzar el umbral del salon para encontrarse asi a su.... amigo? no importa, se la daría.
Cerro los ojos y cruzo como si fuese una desición grande la que había tomado pero toda su determinación sería tirada a la basura cuando vio a todos los alumnos mirando a dazai, en su pupitre había un chico de cabellos negros recitandole lo que parecía ser un poema, poco entendió el contenido, pues quedó atónito al escuchar en el último verso un "te amo"
Los aplausos sonaron por todo el aula, la cara rojiza de dazai y sus manos temblorosas fueron la estaca que terminó por romper a Chūya, cruzaron miradas, Dazai más blanco que el papel se quedó inmóvil mientras que Chūya sin querer ser visto derrotado huyo corriendo del salón, siendo lo ultimo que vio la cara de victoria dirigida hacía el por aquel chico extraño, mierda si que estaba llorando y enojado ahora mismo.
y por obra de magia aparezco
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poemas en el aire | soukoku
PoetryEn cada clase de literatura ambos se dedicaban poemas románticos y tristes sin descaro alguno y al finalizar volvían a ser sólo compañeros de clase. ─ Los personajes no me pertenecen son pertenencia de Kafka Asagiri ─ Capítulos lentos. ─ En este mun...