Capítulo 70

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"Necesito mi dosis, admito que eres mi droga

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"Necesito mi dosis, admito que eres mi droga. Sé que estamos mal, un día nos amamos y luego sangramos. No estoy seguro de que el amor se vea así pero estoy borracho de ti. En tus ojos me pierdo, no entiendo cómo silenciar esta voz que solo quiere eso. No lo sé. Un regalo del infierno, me quemo cada vez que nos encontramos. Nos dañamos, así es. Una danza ardiente que me consume en cada ocasión."

-Ivre de Toi

(Nava)



Kim Seokjin sintió el dolor en el interior de su pecho mucho antes de que su vínculo familiar comenzase a tambalearse. Había tenido las manos llenas de especias para realizar curas que ayudasen con la cicatrización de las heridas más complicadas, el tablero improvisado estaba lleno de tarros desordenados hasta el tope y marcas de sangre tanto suyas como de otros se extendían a través de la superficie plana. Cada venda necesaria se encontraba amontonada mientras los mestizos continuaban llevando a lobos heridos hasta su improvisada tienda de tela cuando sintió el punzante dolor quitarle la respiración de forma inesperada. Dejó caer todas ellas a la par que se precipitaba sin remedio contra la dura madera de abedul y el hierro que formaba su mesa auxiliar. Sin importar el tiempo que podría llevarle tener que volver a realizar las mezclas necesarias, sin que sus nervios llegasen a saltar porque el material cuidadosamente esterilizado se estuviera ensuciando con tierra.

Las venas se le marcaron en el cuello y sus ojos se cristalizaron. Todo a su alrededor pareció comenzar a volverse borroso mientras buscaba la manera de lograr asentarse a sí mismo en el interior de la estancia. Sus manos sujetaron el borde la mesa antes de finalmente deslizarse hasta el suelo. De cuclillas, Kim Seokjin se acunó a sí mismo.

Inspirar. Espirar. Inspirar. Espirar. Una y otra y otra maldita vez. Hasta que su corazón volviese a bombear con normalidad si acaso aquello era posible.

-Señor Kim. - una mestiza de sombras de cabello claro se acercó rápidamente hasta el sanador que ahora se encogía sobre su propio cuerpo llevándose una mano hasta el cuello de tela de la camiseta. - ¿Qué le ocurre?

Se estaba ahogando en la ansiedad y en el miedo a perder a sus seres queridos de nuevo. Esa era la respuesta que debería haberle dado a la chica para que pudiera ayudarle de alguna manera, sin embargo tan solo pudo cerrar el puño sobre su pecho y obligarse a clavar los pies en la tierra fría bajo sus zapatos. Obligándose a mantener la cordura a raya. Obligándose a no caer ante la sensación de hormigueo que le recorría las extremidades como una picadura punzante.

Inspirar. Espirar. Inspirar. Espirar.

-Mi... Es mi hijo. - se relamió los labios antes de cerrar los ojos con fuerza.

Alpha War [Taekook] - #SBATAEKOOK23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora