Antes de ingresar al foro Candy me alcanza en el pasillo. Puedo escucharla resollar un poco porque corrió detrás de mí y eso me divierte.
Controla esa respiración, Candy, aún no me has visto la polla.
—Buenas tardes —saludo en general, a lo que el staff devuelve el saludo al unísono.
—¡Monty! —saluda Serena—, tanto tiempo sin grabar juntos, estoy emocionada.
Miro de reojo a mi asistente. Sus mejillas están ruborizadas por ver a la actriz morena con grandes tetas llevando solo un bikini minúsculo mientras le aplican aceites que hacen ver su piel muy apetecible.
—Siempre es un placer trabajar contigo, Serena —respondo adulador. En verdad es un placer follar con ella.
No solo tiene un cuerpo perfecto trabajado arduamente en el gimnasio. Serena también es bastante atractiva. Alta, con piernas torneadas y un abdomen con ligeros músculos marcados. La melena negra brillante le da un toque salvaje a su imagen. Y esas tetas son de lo mejor.
Serena sonríe y me guiña un ojo. Miro también a Alfred esperando su turno para ser preparado por el staff, lo saludo en silencio dando un asentimiento hacia él y después fijo mi atención de nuevo en la mexicana que observa todo a nuestro alrededor.
Llegó tu hora, Candy.
—Kennedy, quítame la bata —ordeno con voz media y controlada.
No la miro, pero puedo notar que titubea antes de avanzar hacia mí. Alzo un poco los brazos para darle acceso al lazo que sostiene la bata cerrada en su lugar.
—¿Se-se la qui-quito? —tartamudea.
No te rías. No te rías. No te rías.
Asiento.
Vamos Candy, sé que lo deseas. Hazlo.
Sus pequeños dedos temblorosos sueltan el nudo. Escucho como su respiración se contiene al momento que la bata se abre. Toma las solapas y la retira por mis hombros, exponiendo mi pecho a ella. La miro dijo esperando su reacción a mi desnudez, pero ella parece petrificada, con la vista clavada en mi pecho.
Mira hacia abajo, Candy.
Mira lo que hay esperándote.
Casi como si pudiera escuchar mis pensamientos, sus ojos bajan por mi cuerpo hacia mis genitales. Los abre de sobremanera y ahora una exclamación al ver mi polla en todo su esplendor. Está dura y ansiosa esperando su momento de protagonismo.
Puedes decirlo, Candy, es la mejor polla que has visto y verás en tu vida.
Y ahora es momento de que la toque.
—Kennedy —pronuncio en voz baja y un poco ronca que trato de devolver a su estado natural—, Kennedy, la crema.
Parpadea varias veces. Nuestros ojos se conectan unos segundos, generando un cosquilleo en mis huevos otra vez. Sus grandes ojos café atrapan mi mirada y me es imposible apartarla.
¿Qué pasa por tu cabeza, Candy?
¿Te ha gustado mi polla?
¿Quieres tocarla?
¿Quieres probarla?
¿Quieres sentirla en tu interior?
Solo debes pedirlo y te la daré toda.
Después de otros cuantos segundos en los que nos hemos mirado, sacudo mis pensamientos y retomo mi actitud de jefe.
—Kennedy…
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La asistente perfecta: La versión de Monty
RomanceTRILOGÍA PERFECCIÓN #1.5 Nunca negaré lo que fui. Un promiscuo, un patán y un arrogante. Un completo imbécil. Pero ahí estaba ella, la mujer que nunca imaginé que cambiaría mi vida, para enseñarme el verdadero significado de esta. El amor.