Capítulo 14

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Nunca en mi vida podré superar este maldito momento, va a estar tatuado en mi cerebro eternamente.

Todo pasó una milésima de segundo. La puta toalla que supuestamente había sujetado bien a mi cintura se calló cuando Raina me dio su tan amigable hola.

Y lastimosamente mi cerebro tampoco reaccionó rápido por la sorpresa de tener visita en mi habitación a las seis de la mañana. Me quedé de pie, plantado y sin moverme, todavía con los brazos colgando inertes y estando cómo vine al mundo frente a mi vecina.

Y digamos que Raina tampoco hiso mucho por darme privacidad. Al contrario, para mi desgracia en vez de darse la vuelta, sólo se tomó la molestia de cruzarse de brazos, provocando que sus senos se notaran mucho más por sobre la camiseta de tirantes, me dedicó una mirada de diversión y se mordió el labio recorriéndome con sus grisáceos ojos.

Me sentí violado, joder. Me cago en la puta madre.

Hasta que por fin salí de mi estado de petrificación y tomé la toalla del suelo lo más rápido que pude, tanto que me mareé. Me la volví a enrollar en la cintura con la cara probablemente sonrojada a extremos inimaginables.

Nuevo momento vergonzoso que superó el ranking.

No me atreví a mirar a la intrusa en mi habitación.

- ¿Qué haces aquí? -le exigí tal vez un poco borde mirando al suelo de madera. Qué bonita grieta...

-Parece que nos levantamos del lado izquierdo de la cama-dijo en burla-Pero tu amigo no parece tan molesto, deberías dejar que te contagie un poco de su felicidad.

Puse los ojos en blanco al mismo tiempo que sentí cómo la cara me ardía más. Quería llorar. Tierra trágame y escúpeme en el triángulo de las bermudas.

La miré de reojo cuando se rio por lo bajo, tan suave que apenas se sintió con el repiquetear de la ahora llovizna matutina que caía fuera.

Luego se tornó seria y se hacercó a mí a pasos lentos.

-Vengo a disculparme...-dijo en voz baja una vez que se detuvo frente a mí, sus botas quedando al ras de mis pies desnudos.

Sentí sus manos en mi mentón, con ambas hiso que levantara la mirada hasta sus ojos.

-Siento lo...bruto que te conté la verdad de todo. Pero a veces las cosas son mejor sin filtro ¿Sabes? No son más bonitas, pero qué se puede hacer.

Indagué un poco en sus ojos, buscando un ápice de burla de nuevo, ero sólo vi... ¿Sinceridad?

Era interesante por cuantas facetas pasaba esta chica. Un lado de mí me decía que simplemente le hullera, cómo lo estuve haciendo durante la última semana, pero la otra mitad de mí, he incluso más grande que la otra, me pedía a gritos que averiguara todos sus secretos.

Apreté los labios mientras ella pensaba perdida en el infinito. Sus manos cayeron lentamente de mi mentón a mis hombros en una caricia suave, casi imperceptible.

Tiene el tacto realmente suave...

-Pero aun así me gustaría que dejaras de ignorarme-dijo con una nota amarga.

Por alguna razón me sentí mal por eso.

-Yo...-intenté decir, pero ella me cortó con una negación de su cabeza.

-Lo entiendo, tomando en cuenta todo lo que te dije cogería toda la distancia de mí-se rio- Pensé en dejar que sólo hicieras lo que quisieras, mientras no abrieras la boca, y al menos que lo tuvieras pensado hacer, creo que sí puedo confiar en ti.

In Wald... Todos mientenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora