3

1.1K 119 8
                                    

Itadori narra este capítulo

E

scucho como el Rey se fue, al parecer haciendo un escándalo.

Antes de que su padre le reclamará corrió a su habitación, cuando llegó se recostó en su futon.

No tenía idea de cómo sentirse, acababa de rechazar al Rey de las maldiciones, al ser que mas había vivido, el lo rechazo como si nada.

Al principio sólo fue al palacio de Ryomen por qué su padre dijo que era pura formalidad y el sintió como la mirada de Ryomen lo criticaba, era consciente de que no era el Omega más bonito, de hecho era demasiado musculoso como para ser uno, su cabello era raro, en fin, tenía muchos puntos para que Ryomen le dijera que no.
Lo había visto asecinar a alguien que se parecía a él, era una declaración para mostrarle su poder y el reaccionó rebeldemente, entonces ¿Por qué? Dudaba qué los demás clanes no hayan dado buenos candidatos.

Se sentía mal obviamente acababa de heriri el orgullo de uno de los seres más poderosos del mundo.

Pero sólo tenía veinte años y no era capaz de ganarle en una lucha de puño limpio a Toji.

Y de la nada un señor  que solo ha visto dos veces viene y le dice que se casen ¿Que sentido tenía?

Seguramente se fijo o lo consideró por una apuesta, lo más probable que con Gojo y perdió, pero y sus sentimientos ¿Donde quedaban?

El quería tener una vida propia, liderar su clan, crecer, casarse con alguien que ame - no con un Rey con problemas de ira- tener hijos, verlos crecer y darles enseñanzas de vida. Y la vida que le espera con Ryomen era el siendo un ser sin voz ni voto o una incubadora para hijos y ninguna opción le gustaba.

No quería ser un trofeo entre el Rey y Gojo, se sentía peor que la mierda, tanto que se esforzó para que su padre le diera mas educación que sólo tareas del hogar y poder liderar el clan.

--Yuuji -- La voz de su padre lo trajo de vuelta.

--No quiero hablar, no en este momento -- Contestó.

Sintió como deslizaba las puertas.

--Mi niño -- La voz de su padre se había suavizado -- Hablemos -- Le acarició su cabello --¿Por qué rechazaste a Ryomen? --

Se levantó, para sentarse comodamente en las piernas de su padre, el lo hacía sentir seguro.

--No me puedo casar con alguien que acabó de conocer -- Opto mejor por recargar su cabeza en los muslos de su padre, mientras el acariciaba su cabello.

--Entiendo, pero yo esto no lo puedo evitar --.

--¿Ni siquiera como líder de los cuatro clanes? -- Esa era su esparanza, si su padre podía oponerse con su título estaría bien.

--No, mi amor Ryomen es el ser vivo más influyente del mundo, tiene miles de tropas a su mando, tanto maldiciones como hechizeros y negarse a sus órdenes es básicamente hacer que las libere y entrar a una guerra con el ni el clan Gojo se puede dar ese lujo --Le explico empezando a ser hacer una trenza con su cabello.

Tocaron --Señor Jin, tiene deberes --

Su padre suspiro, y cerró los ojos, para levantarse el y sus doce capas de tela.

--Mi amor. Vendrá en una semana, intenta pensarlo, no sólo eres tu, si lo rechazas de nuevo, nos matara a todos, casarse con el podría ser lo mejor -- Salió de la habitación.

Mierda. Su padre tenía razón, el no aceptará la misma respuesta dos veces.

Pero no quería aceptar, ser usado como un jugete, esa idea lo enfurecia, si alguien lo trataba así no dudaría en romperle la nariz. Pero ese alguien era el mismo Rey de las maldiciones.
Si acepta lo trataría así, justo como ha evitado que lo traten durante todos sus años de vida.

Cerezo Sangriento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora