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Miraba a ese joven. Preguntándose ¿Enserio esa cosa fea era el mejor Omega que tenía el clan Itadori?. Qué patéticos.

El muchacho ni era mucho. Un joven de unos veinte años, enano, sus pelos eran rosas, sus ojos eran grandes y de un color oro profundo, a su vista eran lo que más podría ofrecer.

Su vestimenta era un furi-sode, ese kimono con mangas largas era de un color rosa palo con detalles de oro y flores de cerezo rojas, su obi era negro, igual detalles de ramas en oro, zouri rojos con tacon, también iba acompañado de un abanico completamente negro, sin olvidar el collar negro. Su cabello estaba atado o al menos la mitad de este, ya que la mitad estaba rapado y se veía que era negro.

No dejó de analizarlo en ningún momento, el dichoso Omega estaba incado frente a él con la diferencia de unos metros y unos escalones.

--Nombre -- Fue lo único que dijo, no tenía otra opción.

--Itadori Yuuji -- Noto que su voz no era tan dulce como lo esperaría de un Omega.

--Levantate, frente a mi --.

El Omega no dudo en ningún momento en levantarse, caminar unos pasos, subir dos escalones, y quedarse parado frente a él.

Lo miró a los ojos, no encontró nada de temor, no dudaba, sonrió, bien al parecer no era un miedoso.

--Libera feromonas --.

Lo hizo, ya que después de un momento a otro sintió el olor a dulce en la habitación no era un olor fuerte, pero tampoco pasaría desapercibido. Era una rara convinacion de durazno, cereza y sandia con un poco de menta. El olor no le desagrado, al contrario le gustó mas de lo que esperaba.

Tenía puntos a favor. Bonitos ojos. No titubeaba. No hacía preguntas estúpidas. Un buen olor.

Del cuerpo no podría decir mucho era obvio que se había puesto un kimono más grande para que no se diera cuenta de su figura.

Trono los dedos y de la puerta que estaba detrás de él salió Uraume, señalo fuera de la habitación y el Omega camino hacia ese lugar. Llevándose un rastro de feromonas con el.

--Siguiente --.

--Era el último, señor -- Uraume le indico.

Se sintió como estúpido un momento.

¿Enserio tenía que elegir un Omega?.
Por más patético que sonara, hasta cierto punto, tenía el sueño de casarse por amor, pero si quería seguir masacrado humanos tenía que conseguir Omega.
¿Por qué? Sencillo, lo apostó, perdió y ahora estába  buscando entre los cuatro clanes restantes un Omega.
Bien pudo entrar al distrito rojo y salir con el primer Omega que se moviera, pero, ¿Pará qué casarse con alguien debil? Solo se volvería una carga que probablemente mataría por inútil.

Salió de la habitación con Uraume detrás.
Pensando. ¿Cuál era el mejor Omega?
Descartó al clan Kamo, la Omega que se presentó, era bonita, buenas curvas, buenos pechos, y buen trasero, pero una inútil, no sabia usar su técnica ritual.
El clan Zen'in. No, odiaba al líder, casi podría jurar que el Omega que se presentó era un traidor por las preguntas sin sentido que el Omega hacía.
El clan Gojo, tenía inconvenientes con Satoru, por anciano, pero la Omega se sabía defender y era atractiva, aunque, cuando síntio su mirada, ella empezó a temblar y ni hablar de cuando la miró a los ojos y el olor era horrible.
El único que queda era el clan Itadori, su Omega era feo, bonitos ojos, si, escucho que era buen peleador con los abanicos, a puño limpio y sabía utilizar venenos, el no mostró miedo alguno y el olor era bueno.
Que difícil, tenía dos opciones.

Empezó a plentearse que no los conocía, quizás una platica y algún duelo le harían tomar la decisión correcta.

Le indico a Uraume que corriera a la Kamo y al Zen'in, que alojarán a la Gojo y al Itadori en el templo.

Cerezo Sangriento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora