𝟒.

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Como de costumbre sonó la alarma. Hoy era uno de esos días que desearía quedarme en la cama todo el dia, pero no podría ser.
-Buenos días Natalie. Debería ir con su amiga Claire.
-¿Qué le ha pasado?- pregunté levantadome de golpe.
-Tome la pastilla y vaya a su cuarto.
Tomé la pastilla y al salir la enfermera, tiré la mitad sobrante.
Nada más hacerlo fui hacia el cuarto de mi amiga, encontrandomela con Paul encima de la cama.
-¿Qué ha pasado?
-Han matado a Jade- respondió el chico.
-¿A quién?- pregunté.
-A mi hermana- respondió ella.
-¿Tenías una hermana aquí?- pregunté sorprendida.
Ella afirmó con la cabeza y me acerqué a ella abrazándola y cogiéndole las manos.
-Encontraremos a quien haya hecho eso, ¿vale? - la intenté tranquilizar.
-Estamos rodeados de locos, pudo haber sido cualquiera- exclamó nerviosa.
-¿No tienes alguna idea de quién pudo ser?- pregunté.
-No se llevaba mal con nadie, Natalie. Me dejaron una nota sobre la cama diciendo que fuese a su habitación. Hice caso y me la encontré desangrándose con cortes en los brazos.
-¿Estaba pasando un mal momento?- esta vez intervino Paul.
-No, eso tuvo que ser otra persona, ella tenía un brazo roto, no pudo hacerse los dos cortes.
Pensé que sería mejor dejar de preguntarle sobre ella y callar un rato. A veces el silencio cura aunque parezca que no.
Poco después fui a por algo de comer a la cafetería, ya que no habíamos comido nada, y a ella le vendría bien.
-Buh- susurró Aiden en mi oído.
Chillé del susto y le di un codazo.
-¿Eres imbécil? - grité.
-¿Qué te pasa Natalie?- preguntó con su sonrisa socarrona.
-Han asesinado a la hermana de mi amiga.
Su expresión cambió a un semblante serio, y me abrazó, aunque sorprenda.
-Joder, no sabía nada.
-No pasa nada.
-Bueno, ¿necesitas algo?
-Iba a ir ahora a por algo de comer para Claire, no probó bocado en toda la mañana.
-Te acompañaría pero puedo correr el riesgo de que me pinchen un tranquilizante.
Rei al oírlo.
-Te he hecho reír eh bonita- dijo sorprendido.
-No sé a quién le sorprende mas, a ti o a mi.
-Bueno, te veré luego, ¿vale?
-Está bien.
Caminé hasta la cafetería y cogí un bocadillo y un zumo para Claire. Se lo llevé y lo tomo poco a poco. No dejó de llorar en ningún momento, y eso me preocupó. Tenía miedo de no volver a ver su sonrisa todas las mañanas y escuchar su risa con mis malas caras.
La dejamos sola un poco, pensamos que le vendría bien y salimos de su habitación.
-Gracias por preocuparte por ella- le dije a Paul.
-Eso digo yo, sin tu apoyo, creo que estaría peor.
-Para eso están las amigas.
-Supongo, aunque este dolor no es fácil de olvidar.
-Dimelo a mi, sé lo que es.
-Lo siento mucho.
- No es nada, lo estoy superando.
-Bueno, ¿quieres venir con mis amigos un rato?
-Me encantaría - forcé una sonrisa y lo acompañé.
Llegamos a una pequeña sala donde habían tres chicos más.
-Hola chicos, os presento a Natalie, amiga de Claire.
-¡Hola! soy André- comenzaron a presentarse.
-Yo Mike.
-Yo soy Nathan, encantado.
Nathan besó mi mano y quedé un poco extrañada.
Comenzamos a hablar y me contó que estaba aquí injustamente. Para mí opinión no era muy injusto. El padre estaba ahogando a la madre y lo mató de un disparo, y después acuchilló a la madre por insultarlo. Muy coherente no parecía, yo mejor me andaba con cuidado.
Quitando eso era un chico muy salado y parecía buena persona.
-¿Y tú por qué viniste aquí, Natalie?- preguntó él.
Quedé petrificada, no quería contarle a nadie eso. Ya lo sabía Aiden y por una extraña razón no me molestaba. Comencé a sentirme nerviosa, no sabía que decir, ni que escusa poner.
-Creo que no quiere compartir sus experiencias - llegó Aiden, salvandome de un momento incómodo.
-¿Te llamas Natalie?- le preguntó irónicamente Nathan.
-No, pero desde lejos se ve que no está muy cómoda, ¿verdad Natalie?
-En realidad, creo que debería irme- dije eso y cogí carrerilla.
Salí del lugar mangada, no tenía ninguna gana de acordarme de esa noche.
-Natalie espera.
-No, ahora no Aiden.
-¡Que esperes!- gritó.
Me asusté y paré de golpe. Nunca me había levantado la voz, siempre tenía ese tono sarcástico que tanto lo caracteriza.
Me giré con el ceño fruncido.
-¿Qué quieres?
-Sé como te sientes, deja que me quede contigo.
-Muchas gracias por la oferta, pero no quiero.
-No pedí opinión ninguna, vamos.
Cedí y fuimos a la habitación. Me tumbé en la cama y él se sentó sobre ella.
-¿Estás contento?
-¿Crees que lo hago para reírme de ti?
-Creo que te divierte analizarme siempre, si.
-Si me divirtiera, jugaría contigo y haría como hacía antes.
-¿Qué harías antes?
-Te mataría.
-¿Y qué cambia ahora?
-Que siento cosas.
-¿Cosas?
-No puedo apartarme de ti, por si no es de notar.
-Ya veo.
De un momento a otro agarró mi cara con sus manos y hizo que mirase sus ojos verdes.
-No quiero que te hagas daño Natalie- susurró.
-¿Por qué? ¿Es un juego?
-No sé lo que es, pero es todo menos eso.
Soltó mi cara y marchó por la puerta. Dejándome sola desconcertada.

Cada vez me sentía más dentro del enigma de Aiden.

Sólo tú y yo [EN REVISIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora