distancia

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Sorrento cerró los ojos un momento, y no pudo evitar reír al sentir las cosquillas dentro de él. Kanon lo miró maravillado.

- ¿De qué te ríes? - dijo ladeando su cabeza.

- Estamos enamorados, ¿Verdad?

Kanon también rió. Ordenó los cabellos que caían al costado de su rostro, agrupándolos detrás de su oreja. Aclaró su garganta y, tratando de contener su risa, habló lo más seriamente posible:

- Es posible.

Ambos rieron a carcajadas. Cuando pudieron calmarse, se miraron nuevamente.

- ¿Te había pasado antes?

- No. Nunca nadie se había fijado en mí.

- O tal vez no lo habías notado.

- No creo que sea una de esas cosas que no logres notar...

- Yo creo que no te das cuenta. Yo no fui el único que te vio...

- ¿No...?

- Así es. Lo único es que los demás no lo saben.

- Siempre te deben haber visto con varias...

- Mmm... ¿Hay algo particular que te moleste de ese tema?

- Lo he pensado, me produce más bien una sensación extraña...

- ¿Cómo?

- Es como si hubiese querido ser la persona que compartía esos instantes contigo.

- ¿Eso te enojaba?

- Sí, la verdad es que sí.

- ¿Estabas celoso?

Sorrento rió.

- Sí, así parece. - En el momento que las palabras salieron de su boca, entendió lo mucho que deseaba tener a ese hombre sólo para él. ¿Era posesivo por eso?

- Está bien. Bueno, si te sirve de algo, todas esas personas... Todo fue aprendizaje.

Sorrento lo miró extrañado.

- ¿Aprendizaje? No te entiendo.

- Si consideras que fue bueno... Que fui bueno, es porque he practicado. - dijo sonriendo coquetamente.

Sorrento se sonrojó.

- ¿Por qué eres tan presumido?

- ¿Yo? ¿Presumido? Me ofendes...

- Vamos, dime de dónde viene tanta confianza.

- Más bien la finjo.

- ¿Se puede hacer eso?

- ¡Claro! Sólo tienes que pensar que eres el más poderoso, grande, sensual de todos...

- Lo eres.

- Sí, soy bastante alto.

- No me refería a eso.

- ¿Grande?

- Tampoco me refiero a eso.

- Porque podemos verificar si es grande...

- ¡Ay, Kanon! ¡Concéntrate...!

- ¿Crees que soy sensual...?

- Sí. Siempre me pareciste... ya sabes, atractivo.

- No es lo mismo ser atractivo que sensual.

- Me atraías en todos los aspectos.

Kanon levantó una ceja y sonrió.

- ¿Todos?

Sorrento mordió su labio.

- Sí. - Sentía cómo sus mejillas ardían.

- Interesante. Bien, querido Sorrento, ¿Tienes idea de qué haremos ahora?

- No, no he pensado con claridad desde hace algunas horas.

- Somos dos. Es cierto, está algo difícil, pero tendremos que pensar qué ocurrirá cuando salgamos por esa puerta.

- ¿Tienes alguna idea?

- Si quiero comentarte lo que podemos hacer, necesito ser honesto contigo primero. ¿Puedo confiar en tí?

- Por supuesto.

- Lo digo en serio, Sorrento. Esto puede... Sorprenderte.

- No importa.

- Soy un ser humano con ambiciones grandes. Quiero... Quería... Eso ya no importa, Sorrento. Sabrás la verdad luego. Lo que puedo decirte es que tú despiertas en mí las ganas de tirar todo por la borda. Quiero estar contigo ahora.

- ¿Crees que eso sea posible? Yo también tengo un cargo, juré fidelidad al dios Poseidón...

- Lo sé.

- Huir implicaría decirle la verdad, lo cual tendrías que recibir un castigo y yo también por haberme involucrado contigo...

- No pienso decirle nada.

- Es un dios.

- Sólo necesito que confíes en mí - dijo acercándose mucho a Sorrento - y estés absolutamente convencido de querer estar conmigo.

Sorrento miraba la boca de Kanon. Sus labios suaves eran tentadores, moría por comérselo a besos.

- No puedo pensar con claridad - dijo Sorrento levantándose y recorriendo de un lado a otro.

- Está bien si quieres dejar todo esto hasta acá, es lo más sensato.

Sorrento se detuvo en seco.

- Se me ocurre otra cosa.

- Te escucho - dijo Kanon desganado.

- Dejemos que todo siga su curso, esperando que nadie salga gravemente herido. Cumplamos con nuestro trabajo y luego, cuando todo vuelva a la normalidad, podremos estar juntos nuevamente.

- ¿Sabes a los riesgos que nos enfrentaremos?

- Estoy consciente y estoy preparado.

Kanon sintió una puntada de remordimiento dentro suyo. Si las cosas seguían su curso, sus más oscuros anhelos se llevarían a cabo...

- ¿Y si las cosas no terminan bien?

- No tengo dudas sobre el poder que tenemos. Nadie podría vencernos.

- No lo sé, tal vez las cosas no resulten como las planeamos...

Kanon repasaba en su mente los pasos de su plan. Nada fallaría... Sólo faltaba Sorrento en esa ecuación...

- Debes confiar en mi poder. Confía, Kanon.

Ambos se miraron un largo instante.

- ¿Volveremos a estar juntos? - dijo Kanon pegando su frente a la de Sorrento.

- Eso espero.

Sus labios se encontraron en un apasionado beso, como si supieran que la distancia los alejaría mucho más que unos simples metros. El peligro era inminente, ambos podían sentir un gran cosmos introduciéndose entre ellos.

Fueron horas de gran incertidumbre. Ambos estaban situados en sus pilares correspondientes. Kanon miraba su rostro reflejado en aquellas escamas que lo protegían, podía notar cómo algunas zonas de su cuerpo le recordaban las caricias de aquel muchacho pelilila. Entonces, suspiraba acongojado. ¿Por qué tenía que ser tan impulsivo? ¿Por qué quería acabar con todos? ¿Por qué sentía que ahora que tenía a alguien en quien pensar todo sonaba absurdo en su cabeza?

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⏰ Última actualización: Sep 22, 2023 ⏰

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