- Muchas gracias, me alegra que pudieras venir... - Dijo Izuku a duras penas, había estado entrenando demasiado fuera y con las lluvias que habían caído en Musutafu últimamente era inevitable pezcar un resfriado, y por suerte (o desgracia) para él, como buena pareja que eres, tenías que ir a cuidar de tu amado novio.
- Hey, está bien, lo hago con gusto. - Le dedicaste una sonrisa. No te alegraba que se sintiera mal pero verlo así, tan vulnerable, definitivamente causaba cosas dentro de ti. - ¿Puedes sentarte o te ayudo? -
- No, está bien, yo puedo. - Pronunció y se sentó en la cama, habías preparado una sopa para que le cayera algo caliente al estómago, como su madre estaba fuera y él no estaba en condiciones de cocinar, no había comido nada en lo que iba del día.
Le hiciste plática mientras comía, cuando terminó tomó su medicamento y se echó de nuevo en la cama.
- ¿Y bien?, ¿qué tal te sientes ahora? - Preguntaste sentandote en la cama, a su lado.
- Mejor, cuando el medicamento haga efecto definitivamente me sentiré mejor, ahora solo quiero descansar. - Respondió, cerrando sus ojos para tratar de dormir.
Te quedaste mirándolo mientras con tus manos masajeabas de forma lenta su estómago, por un momento sentiste ternura, viendolo tan pequeño y débil por un simple resfriado, pero luego los pensamientos no tan tiernos comenzaron a surgir, habían tenido relaciones un par de veces, pero aún que te gustaba dominar, Izuku te parecía más del tipo «Vanilla», aún así, viendolo ahora, tal vez no sea tan mala idea intentarlo.
Comenzaste a bajar tus manos, tocaste el borde de su pijama y lentamente empezaste a bajarlo.
- ¿Eh..?, ¿qué haces? - Izuku abrió sus ojos de par en par, antes de que pudiera decir otra cosa pusiste tu dedo en sus labios para callarlo.
Seguiste bajando su pijama hasta llegar a sus rodillas, lo miraste a los ojos mientras empezabas a masajear su miembro sobre el bóxer.
- Linda... De verdad me encantaría hacerlo ahora pero no tengo la energía... - Pronunció entre gemidos con la voz aún más temblorosa.
- No tienes que hacer nada, no te preocupes. - Le guiñaste un ojo y te quitaste las bragas pero dejaste la falda que tenías puesta, seguido, te sentaste encima de su miembro, aún con el bóxer puesto. - A menos que no quieras continuar, tendré que arreglarmelas sola... - Miraste a otro lado fingiendo desinterés.
- ¡No!, está bien, sí quiero hacerlo, por favor... Quédate. - Dijo, se formó una sonrisa algo siniestra en tu rostro, lo cual lo asustó pero no podía negar que también lo excitó un poco.
Quitaste su bóxer para después masturbar toda su extremidad, Izuku solo podía gemir y gemir tu nombre, su miembro empezaba a gotear líquido preseminal, señal de que pronto se correría, ahí decidiste parar.
- ¿Por qué paraste? Estaba por... - Dijo algo agitado, lo interrumpiste antes de que terminara.
- Ruégame. -
- ¿Perdón? - Preguntó el chico, confundido, pensó que había escuchado mal, se encontraba demasiado excitado y no estaba en las condiciones para tener sexo, aún así, sentía que si no terminaba podía explotar.
- Ruégame. Ruégame para que te deje correrte, para que me siente en tu pene y te dé la cojida de tu vida. - Lo mirabas a los ojos, para el no había duda de que eras alguien abierta sin pena a decir lo que piensa, pero, ¿tan abierta?
Izuku estaba casi que en shock, sentía vergüenza, muchísima para ser sinceros, aún que no le molestaba este rol que tomabas, quería más pero no podía siquiera pensar en qué decir.
- ¡Te estoy hablando! - Golpeaste levemente su muslo, Izuku gimió fuertemente sin saber si lo hacía de placer o de dolor.
- ¡Ah!, ¡por favor!, ¡por favor déjame correrme dentro de ti, te lo ruego!, he sido un buen chico, lo juro... - Apenas podía mirarte, se sentía bastante apenado, sentía que solo con escuchar tu voz podría correrse.
- Hmm... Es cierto, que buen niño... - Lo besaste y lentamente dejaste que si miembro entrara en ti.
Comenzaste a moverte de arriba a abajo, Izuku gemía entre besos, la cabeza le daba vueltas y creía que en cualquier momento tendría el bendito climax, no teniendo suficiente con eso, bajaste los besos a su cuello, dejando chupetones y mordidas por donde querías.
- Márcame por favor, déjame mostrarle a todos que te pertenezco, ¡que soy tu perro y de nadie más! - Apenas pudo hablar, gemía entre la cada palabra como gato en celo y tartamudeaba de vez en cuando.
- Como desees - Canturreaste pasando tus manos por debajo de su camisa aun puesta y pellizcando sus pezones - Anda cachorrito, ¡correte para mami! -
Aumentaste la velocidad con la que lo montabas, estabas por tener tu orgasmo también.
- ¡Sí, mami! ¡Voy a correrme! ¡Voy a correrme! ¡Voy a..! - Finalmente eyaculó dentro de ti, estaba temblando y murmuraba algo inentendible.
Poco a poco se quedó dormido, había sido bastante cansado y tendrían... bastante de lo que hablar cuando el despertara. Limpiaste un poco el desastre, tomaste una manta y te quedaste completamente dormida en su pecho.
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