Itachi ha estado teniendo noches sin dormir, intentando mantener un ojo en los Akatsuki, siendo su pareja, te preocupa su bienestar, pero no sabías que hacer al respecto. Estabas como loca, no había manera de que te estuviera engañando, la mayoría del tiempo estaba fuera de casa en misiones y cuando venía era muy tarde de noche y no estabas despierta para verlo.
Un día, ideaste un estúpido (o quizás brillante) plan. Esa noche esperarías despierta a que tu amado llegara a casa, tenían unas semanas sin tener una conversación real y mucho más sin tener intimidad, realmente lo extrañabas y si esto no funcionaba no sabías que lo haría.
Escuchaste pasos y pasaste silenciosamente detrás de la puerta, Itachi entró y apenas cerró la puerta detrás de él, tapaste sus ojos con una venda, no querías asustarlo, entonces después de apretar la venda lo suficientemente fuerte para que no cayera con facilidad tomaste sus manos y acercaste tu boca a su oído.
- Sshh... - Itachi ya estaba intentando zafarse de tu agarre antes de escuchar tu voz, al reconocerte se calmó, estaba confundido. - Creo que me debes algo... - Tu voz era seductora, casi como un ronroneo, el chico se preocupó un poco sin entender que era lo que harías con él. - No tienes de que preocuparte, cuidaré bien de ti. - Lo miraste, sus piernas estaban temblando, asintió con la cabeza y sentiste que podías continuar.
Tomaste ambas de sus manos y lo dirigiste a la habitación, y lo recostaste en la cama, su respiración estaba acelerada te alejaste de él no sin antes dejar un suave beso en sus labios.
- Si puedo preguntar... ¿Qué es lo que planeas hacer? - Escuchaste su temblorosa voz y sonreíste mientras alcanzabas unas sogas, sus ojos aún vendados no le permitían más que oír tus pasos y oler tu perfume, te habías estado preparando para esto. -
- Bueno, quiero pasar tiempo con mi lindo novio quien ha estado demasiado ocupado como para atenderme... - No podía verte pero sabía que sonreías al hablar, disfrutando el verlo así, caminaste a él. - Has sido un buen chico ocupándote de tus asuntos, pero de esto no puedes escaparte. -
Te acercaste a él dejando las sogas en la mesita de noche, te subiste encima de él y pegaste tu cuerpo al suyo, mientras besabas su boca, invadiendo esta con tu lengua, comenzaste a quitar su ropa hasta dejarlo desnudo, gemidos salían ocasionalmente de su boca, su miembro ya erecto. Te separaste de él no sin antes morder su labio inferior con gentileza, dejándolo jadeante.
Tomaste ambas sogas y con una ataste las manos de Itachi a la cabecera, con la otra ataste sus pies juntos, el chico no podía evitar sentir algo de miedo, sin perder más tiempo tomaste su miembro entre una de tus manos, masturbándolo con lentitud. Gemidos suaves comienzan a salir de la boca de tu novio.
- Bien, Itachi, las cosas serán así, si quieres que te quite la venda, necesitarás comportarte bien y ganártelo, ¿entiendes? - Dijiste con cierta maldad en tu voz, el chico tembló un poco y asintió con rápidez.
- Sí, discúlpame de verdad, yo... - Su voz es entrecortada y temblorosa, hablaba entre gemidos, tu mano aceleraba su vaivén de poco en poco. - de verdad quiero verte, te extraño ¡mmh!... bastante... necesito verte, necesito ver tu cara, por favor, por favor, mi amor, mi reina, te lo pido. - El chico se retorcía un poco, temblando y gimiendo.
- Hmm... No lo sé, ¿de verdad lo sientes, Itachi? - Dijiste en un tono casi letal para él, apretaste su miembro, no para hacerlo sentir dolor, solo para que sintiera una pequeña molestia, él gimió y asintió frenéticamente.
- Sí, sí, sí, lo siento, lo siento muchísimo, fui un estúpido al alejarme sin aviso, debí decir algo, perdóname por favor, quiero verte... - Podías escuchar algunos sollozos entre sus gemidos.
Sin decir nada, retiraste tu ropa interior, siendo lo único que tenías puesto y comenzaste a montar el miembro de Itachi, este tembló un poco ante la sensación, te aferraste a su pecho con ambas manos y comenzaste a dar pequeños saltos encima de él apenas te acostumbraste al tamaño, Itachi gimió más fuerte, palabras incoherentes saliendo de su boca en conjunto, solo podías sonreír al verlo tan vulnerable.
Por fin retiraste la venda de sus ojos, estos estaban algo llorosos, su boca abierta dejando escapar gemidos ruidosos, sus ojos recorrieron los tuyos y siguieron con tu cuerpo, viendo con atención como tu entrada succionaba su erección.
- Gracias, gra... cias, eres perfecta, tu cuerpo... - Él no despegaba sus ojos de ti, pasaste una de tus manos a su rostro, acariciándolo, luego introduciste tu dedo pulgar a su boca, haciéndolo lamerlo. - Creo que... voy a acabar, ¿puedo? por favor... - Dijo apenas, su pulgar y los gemidos saliendo de su boca impidiendo que pueda hablar correctamente.
- No, no puedes correrte antes de que yo lo haga. - Sonreíste y aumentaste la velocidad de las embestidas, haciéndolo gemir tu nombre, retorciéndose, sus manos se agarraban de la soga con fuerza y sus ojos lagrimeaban de placer.
- Por favor, he sido un buen chico, lo he intentado para ti, por favor... ¡Ah! ¡Por favor! Me haces sentir tan bien. - Continuó diciendo palabras de amor entre gemidos, su cuerpo temblaba y tu continuabas con la velocidad de tus movimientos.
Sentiste poco a poco tu clímax llegar, Itachi seguía rogando debajo de ti, su gran cuerpo trabajado temblando el ruido que hacía la cama por los movimientos frenéticos y los altos gemidos de el chico era todo lo que se escuchaba, te quedaste quieta por un momento, llegando a tu límite, jadeaste y tu cuerpo tembló de forma leve, la mirada de él puesta en ti.
Tu respiración era agitada, sin perder un segundo más continuaste con tus movimientos, aumentando la velocidad, arrancándole gritos de placer a Itachi.
- Vamos, cariño, córrete para mi, anda. - Tomaste su rostro entre tus manos, besándolo, él terminó en tu interior.
Ambos estaban cansados, ya más calmada, soltaste las sogas en sus manos y piernas, te recostaste a su lado, acariciando su cuerpo de forma suave.
- Creo que deberías descansar, hablemos en la mañana, ¿sí? - Recibiste un "Mhm" casi inaudible como respuesta, lo envolviste entre tus brazos y por primera vez, te quedaste despierta cuidándolo.
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