¿¡Hijos!? - °•Countryhumans•° * ∆Veneria= Sirivene∆

II

Año: 2013| sáb, 15/06

— Más o menos ¿Por qué yio tengo que veni' pa'cá? –Dijo el venezolano reclamándole a la organización, la cual, ya se había cansado de que el venezolano no fuera a sus citas con su psicóloga que le habían ordenado.

— Porque tú estás... Empezando a comportarte de manera inapropiada –Dijo la ONU, tratando de mantener una sonrisa y no gritarle al venezolano para que se callase y lo dejase continuar con su trabajo.

Cuando estaba a punto de reclamarle, el venezolano parecía haber tenido la cosa más maravillosa del mundo por delante, tanto así que se paró sólo para observarlo mejor. Sus ojos casi brillaban ante aquella majestuosidad, no había nada mejor que eso.

Una 500 S&W Magnum.

Perfecta para ir por la calle sin miedo a que te roben.

El venezolano la tomó sin que la organización se diera cuenta y apresuró su paso para alcanzarla, pero al darse cuenta que la ONU se había volteado a verlo debía tratar de que la organización no le pregunte por qué se quedó atrás.

— Coño vale, uste' no lo puede espera' a uno –Dijo el venezolano y empezó a caminar un poco más rápido que la organización.

— ... Si sabías el camino a la sala... ¿¡POR QUÉ NO ENTRAS A LA PUTA CITA!? –Gritó ONU, queriendo ahorcar al venezolano el cual se hallaba esperando frente a la puerta de la dichosa sala.

El venezolano se hundió de hombros dejando ver una pequeña parte de su encía, en respuesta a la pregunta del contrario.

— ¿Qué son esos gritos? –Dijo una tercera voz, alarmando al venezolano y sorprendiendo a la organización, los cuales no dudaron en voltear a ver–. Oh, hola Señor Venezuela –Dijo la mujer al reconocer al venezolano, el cual, sonrió ante esto.

— ¿Cómo ha estado, señorita Siria? –Dijo el venezolano sin borrar su pequeña sonrisa, mirando en dirección a la siria–; Por cierto, ese corte le queda muy lindo –Alagó el venezolano.

Este gesto sorprendió a la siria, es cierto se habían cortado el cabello, pero nadie se había atrevido a decirle ni una palabra sobre eso.

— Ustedes se conocen hace tiempo ¿No? –Dijo la ONU y ambos países asintieron–; oh, que suerte, Venezuela, ella es tu psicóloga. Se tendrán que ver todos los fines de semana y los jueves , de ocho (8) de la mañana a un cuarto para las cuatro (3:45) de la tarde ¿Entendido?

— Bialtabe , al'umam almutahida (Por supuesto, ONU).

Dijo la siria, a lo cual ONU se limitó a asentir y se fue, dejando a ambos países de diferentes hablas, costumbres y continentes solos.

— Muy bien... Emm... Pasa –Dijo la siria dirigiéndose al venezolano, el cual no dudó en pasar a la sala. No veía la hora de salir de allí y apenas acababa de entrar.

×~•~×

—

¡Te digo que voy a ganar yo!

— ¡No seas ridículo, yo voy ganando! –Dijo la siria con aires de orgullo contradiciendo al venezolano, con tres cartas en la mano.

— ¡Canto pa' viaje! ¿Qué tiene? –Dijo el venezolano con una sonrisa.

— Una patrulla.

— Pues su patrulla no le sirve porque aquí yo tengo ¡Tri-Vi-Lín! –Dijo el venezolano dejando a la vista de la siria su trivilín.

— Siria ¿Qué haces? –Dijo el iraní el cual vaya a saber el Islam cuánto tiempo lleva ahí mirando al dúo.

— Es que... –La Siria buscaba una excusa del porque no estaba cumpliendo con su trabajo para decírsela a Irán, pero no se le ocurría ninguna.

— La seción terminó pero nos pusimos a jugar un rato para ver si eso me ayudaba a distraerme de mi situación –Dijo el venezolano tranquilo, casi haciéndolo parecer verdad; lo hacía ver tan fácil–; ¿Verda' señorita Siria?

La siria comenzó a asentir repetidas veces, confirmando lo que dijo el venezolano, como si fuera cierto.

—Hmm... suria sa'antaziruk fi alwatani. 'iidha kunt turid 'an takhudh sadiqak (Siria, te esperaré en la casa. Si quieres llevas a tu amigo) –Dijo el iraní y se fue de la habitación.

— ¿Qué dijo? –Dijo el venezolano, como siempre, curioseando a donde sea que vaya.

— Nada importante... –Dijo la siria, recogiendo las cartas que habían en la mesa.

El venezolano miró el reloj que tenía puesto, notó que aún tenían tiempo, eran apenas las dos treinta (2:30) de la tarde.

— ¿Jugamos otra cosa? –Dijo el venezolano, estaba dispuesto a enseñarle todos los juegos que conocía con tal de no quedarse en la aburrida reunión de los países del Caribe a la que tenía que haber asistido. Ahora su lugar se hallaba ocupado por Caracas.

La siria rió por lo bajo, tapándose la boca con su mano, intentaba ver al venezolano a la cara pero ni siquiera podía.

— Bueno pue' ¿Qué manguangua es este? –Dijo el venezolano con una sonrisa y en tono burlesco. Sin entender porqué la siria se reía.

— No es nada sólo... Jsjsjs que creía que ya sabías árabe –Mintió la siria.

— Mire, el hecho de que yo sé warao, español, portugués, italiano y algo básico de hebreo no significa que yo me pueda aprender cualquier vaina.

La siria estalló de risa, cuando una carcajada parecía que iba a terminar otra empezaba, costandole trabajo respirar. Para la siria, aquellas palabras tan extrañas que no había oído nunca le resultaban intrigantemente graciosas.

A pesar de no saber por qué la siria se reía, el venezolano empezó a reírse a la par con ella, esa risa con tantas ganas era extremadamente contagiosa.

— Jaja... Oiga Siria, ¿Mañana va a tener algo que hacer después de su junta?

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Año: 2022| Vie, 16/12

Siria:_ ¡Yo pongo la estrella!

Venezuela:_ ¡Ah no! No vengas tú, tramposa.

Dijo el venezolano entre risas, cargando a la siria con el fin de quitarle la estrella de las manos, para así él ponerla sobre la copa del árbol falso que habían adornado entre los dos, mientras comían y jugaban.

Definitivamente la siria no se arrepintió de haber usado el dinero que le dió su esposo, Venezuela, para comprarse los materiales para hacer un quesillo con el venezolano que tanto ama.
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Nota de la escritora: Muchas madrugnaranjas, buenas graciayunos con sopa de limonada echa con cambúr

4:18 a.m

Mrk, mi mamá me va jode' un día de estos.

Pero amé escribir este capítulo 😔❤️
No sé, al chile si me gustó cómo quedó jaja el bloqueo si sirvió

Ahora sí chao antes de que me jayen

Buenos días, tardes, noches, o madrugadas. Se les desconoce, chao