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En este libro encontrarás varios OS de los personajes del juego Genshin Impact, siendo este libro dedicado únicamente para los personajes ma...
EL FESTIVAL DE LAS FLORES pt. 1/2 --- ❝ ¡Flores de cecilia! ¡Mis favoritas! ❞
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La ciudad del viento se encontraba ajetreada ese día, faltaba tan sólo una semana para el Festival de las Flores que se celebraría en Mondstadt, al igual que todos los años. Una joven de cabellera _____ y mirada dulce caminaba de un lado a otro cargando con canastos llenos de flores, flores de todo tipo, variaban desde formas hasta tamaños, seguido de sus aromas y colores.
La chica se dirigía hacia la estatua de Barbatos, la cual se alzaba frente a la Catedral de Mondstadt, una estatua enorme que representaba todo el afecto y respeto que la gente sentía por su deidad, a sus pies, un bardo de atuendos color celeste se encontraba tocando con tal gracia y maestría que mantenía a una gran multitud embelesada con el sonido de su lira.
La joven dio un ligero suspiro al mirar al joven bardo, seguido de una sonrisa casi imperceptible. No era un secreto para nadie que la conociese que ella guardaba sentimientos por aquel bardo tan carismático como enigmático.
Siguió caminando un poco más, tratando de evitar lo más posible cualquier contacto que pudiera tener con el de ojos cerúleos. Claramente, no era porque no lo quisiera, sino que su propia timidez siempre le impedía siquiera acercarse o incluso mirarlo por más de diez segundos. Y sí, como habrás adivinado, ella jamás le había dirigido la palabra, de hecho, el propio bardo ni siquiera sabía de su existencia, era una simple admiración desde la distancia, siempre imaginando el día en que pudiera hablarle al hermoso y adorable chico que había capturado su corazón con sus canciones y su radiante sonrisa.
_____ dejó las flores a un costado de la estatua, según Flora, publicaría un anuncio en el gremio de aventureros para que alguien le ayudara con las decoraciones de la estatua durante la semana, empezando desde mañana. Sin más, la joven decidió retirarse en silencio, no sin antes echar un último vistazo al muchacho de ojos azules que seguía tocando la lira.
El resto del día pasó rápido, y más pronto que tarde, el cielo ya se había pintado de un hermoso color azul entremezclado con un tenue amarillo, indicando que ya era mañana. La muchacha se levantó de su cama con el mismo entusiasmo y energía que llevaba consigo todos los días. Al terminar de vestirse, salió en busca de Flora, para llevar la última canasta de flores a la estatua.
— ¡Buen día, Flora! — saludó alegremente, y la mirada de la niña se dirigió con entusiasmo hacia la persona que llamaba a por ella.
— ¡Buen día, señorita _____!
— Vine por la última canasta de flores, ¿ya está lista para llevar? — preguntó con amabilidad al tiempo que despeinaba un poco a la niña en un gesto amistoso.
— ¡Así es! Está por allá. — Flora señaló con su mano hacia la parte trasera de un barril, ahí, un hermoso arreglo floral hecho, mayormente, de cecilias, se encontraba reposando con tal belleza que una sonrisa se formó en el rostro de las más grande.
