Capítulo 5: Decisión final

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Estaba sentado sobre la cama a oscuras. Lo único que podía hacer era reflexionar sobre todo lo que había pasado y sentía que era como un sueño. Lograr más de lo que pensaba y hasta parecía imposible con la persona que más amaba en el mundo debería ser motivo de felicidad y pintar su mundo color de rosa, pero parecía que ahora era peor que antes.

Su hermano se habría ido hace un par de minutos, dejándolo con mucha incertidumbre acerca de su relación como hermanos. El actuar impulsivo de Alphonse terminó generando muchas emociones dentro de Ed y se sentía ansioso y sin saber qué hacer, tan solo esperar a que él volviera quizá y siquiera poder conversar; pero eso le generaba miedo, miedo al pensar que su hermano volvería y que lo ignorase o peor aún, que logren entablar conversación y que Al le deje en claro que no quiere saber más de él.

Empezaba a sentirse acorralado y con miedo, suponer cosas no le ayudaba en absoluto y en él se veía la frustración, el temor, dolor, todo lo contrario a lo que estaba sintiendo hace unos momentos cuando estaba teniendo esa experiencia con su hermano.

Se culpaba de sus sentimientos y de lo que le había hecho. Sabía que no estaba bien; nunca lo estuvo, y se daba asco él mismo.

—¡Maldición! —Tras toda la intensidad de pensamientos sobre su cabeza, diciendo una que otra cosa, hablando a solas e ignorando la realidad, daba primeros indicios de llegar a la locura. —¡Por qué tuvo que resultar así! —sentado sobre el borde la cama con la cabeza gacha, se gritaba a él mismo apretando su cabello fuertemente en desesperación y con lágrimas brotando y recorriendo sus mejillas. Acostó su cuerpo dejándose caer por su peso dejando salir su voz en un llanto desenfrenado y desesperado, tratando de ahogarlo para evitar que resuene por toda la casa.

El pecho dolía, la garganta por el esfuerzo de aguante, el corazón latía y latía y dolía también, su cabeza por el agarre e internamente por el llanto. Se sentía harto, odiaba en qué se había convertido producto de su mal amor. Alphonse, con quien había compartido muchos momentos tanto tristes como alegres, acababa de hacerle cosas que uno no debía a su propio hermano y la repugnancia hacía sí no lo dejaba.

—Al

—¡Hermano!

—Estamos de vuelta, después te danto tiempo—parados en frente de la casa Rockbell en espera de Pinako y Winry se mostraban nostálgicos con una sonrisa en el rostro observando la estructura antigua pero aún en pie y de alguna manera en aparente buen estado.

Se encontraban dentro compartiendo y conversando en medio del gran buffet. Unos hermanos pequeños con holgadas ropas de adulto comía desenfrenadamente y a gusto, disfrutando cada bocado y del cálido momento. Las risas, el buen momento a disfrute de todos los miembros de esta pequeña, pero acogedora familia, relucían.

Un fuerte golpe interrumpió el momento y a la puerta fue el pequeño Edward que con las manos tapadas por el grande saco hizo el esfuerzo de abrirla. Frente a él, tras la puerta se encontraba un Edward adulto, tomando de la cintura a su menor hermano quien no titubeó de darle un beso a su contraparte en frente de aquella familia.

Todos se quedaban simplemente observando, sin ninguna expresión en su rostro. El pequeño Edward se había ido y solo estaba él tomando su lugar, abrazando a Alphonse a vista de ser muy prometedor. En su rostro se dibujaba la desesperación frente a la familia que no movía ni un pelo.

...

Despertó abruptamente casi chocándose con Al que lo observaba sentado y con preocupación con palabras en la boca sin poder siquiera pronunciarlas.

Lágrimas desenfrenadas aún salían de los ojos dorados del mayor que con la cabeza gacha se limitó a decir palabra alguna, ambos dispuestos a quedarse en silencio quien sabe por cuánto tiempo, pero con un cálido abrazo de Alphonse sobre su frágil hermano que sorprendió a este y seguidamente lloraba más que antes como un pequeño niño.

Amor correspondido (Remake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora