Hacé 200 años
Yamako:p-pero p-p-papá.....
Padre:¡¡Cállate, solo das excusas!!
Gritaba un hombre muy molesto a su hija, la comida de esta no le había en absoluto
Yamako: Lo siento.. e-esque se acabaron los condimentos... y por eso tiene el mismo s-sabor y......
Padre:¡¡Desviste asegúrate de tener lo necesario primero!!
Tomo el plato y lo tiró al suelo su siquiera dudar
Padre:¡¡Si lo hubieras echo no tendríamos esté problema pero pensar es demasiado para tu cerebro!!
la chica observo como su esfuerzo quedó en el suelo, se agachó para recogerlo y no pude comer contener las lágrimas
Padre:¡¿Solo vas a llorar?! ¡ Tu madre era una ama de casa mediocre pero hubiera barrido el pisó contigo!!
El hombre tomo el rostro de su hija con fuerza, la estaba lastimando pero no le importaba
Padre:mírame a los ojos y pídeme disculpas... ¡Ahora!
Yamako:p-perdoname.. papá...
Ésa era la vida de Yamako, su madre había huido con un hombre dejándola con su padre, un hombre de mal carácter el cuál su única prioridad era el mismo. Su ego fue herido cuando su esposa se fue y descargó toda su frustración con su única hija, Yamako creció viendo como otros padres apoyaban a sus hijos y les demostraban cariño mientras el suyo se quejaba de ella y la hacía disculparse por el cualquier mínimo error viendo sus ojos, los cuáles siempre reflejaban asco y desprecio
Un día se encontraba afuera de su hogar desahogadose llorando sin sesar cuando de la nada un hombre de traje elegante y piel pálida se acercó a ella con una propuesta, le dijo que podía entregarle poder
Yamako:eso.. no me interesa...
Muzan:¿Segura? Podrías vengarte de quien te hizo llorar, ¿Acaso no deseas devolver lo has recibido?
La chica se quedó pensando, su padre no a cambiado en los últimos años y duda que lo haga más adelante, empezó a recordar todos sus insultos, sus desprecios y sus ojos azules. Esos que la miraban como si no valiera nada, es lo que más la a lastimado estos años, nuevamente lloró pero ahora sus lágrimas estaba llenas de irá y rencor
Yamako:Si, quiero hacerlo
Había mucha sangre en suelo junto al brazo de su padre, este la miraba aterrado mientras ella disfrutaba ver el terror y dolor en sus ojos
Yamako:mírame a los ojos y pídeme disculpas ¡Ahora!
Padre:Lo....Lo siento...
Yamako:bien
El cuerpo sin del hombre fue encontrado a la mañana siguiente, tenía porderuras de serpientes y le faltaban los ojos
Actualidad
La demonio estaba impactada, por fin pudo recordar su vida como humana, pudo recordar a su familia y como se origino su odio. Perdió su humanidad, la capacidad de tocar la luz del sol, y se convirtió en un monstruo que arruinó miles de vidas inocentes. Todo por una venganza que no se llevó su dolor y descargó toda su frustración con las personas que tenían los ojos de su padre, los de ojos azules. Parece que no era tan diferente de el
Giyuu:gracias por venir.. me salvaste..
Yae:¿Tomioka?
Yae aún procesaba las cosas, el azabache la tomo por sorpresa y no sabía cómo reaccionar ante su repentino acercamiento, en el grupo de matagis todos se tenían un gran aprecio pero no solian demostrarlo con cosas como los abrazos y no es como si Giyuu y ella sean muy unidos, el la salvó en el pasado pero no considera que sean amigos, son más compañeros que se respetan
Yamako:oye cazador
Giyuu dirigió su vista había la demonio, sus ojos estaban vacíos y sus labios formaban una sonrisa con resignación
Yamako:Cuando veas a los ojos a las personas que amas acegurate de que tu mirada refleje tu amor...
Su cabeza se desintegró muriendo finalmente, los cazadores estaban algo sorprendidos por esas palabras,
Yae:Tomioka, hay dos personas vivas arriba, no tienen heridas graves pero es mejor llevarlos con médico
Giyuu:bien salgamos de aquí
Se levantaron guardando sus armas pues ya no había peligro
Giyuu: ah yo... lamento lo de antes..
Yae:¿Lo de antes? ¡Ah, lo olvide por un momento!
Dijo avergonzada cubriéndose la cara, mientras Giyuu se disculpaba nuevamente
Eso es todo por hoy, espero que lo hayan disfrutado, feliz día 💕
ESTÁS LEYENDO
Las heridas de la tortura (Giyu Tomioka)
FanficLuego de ser torturado por sus compañeros por proteger a los hermanos Kamado Giyuu deja la cofradía, regresa con su maestro y junto a una vieja conocida emprende un camino en el que va sanando sus heridas