Serendipia

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La rubia estaba exhausta por entrenar todo el día la espada. Encerrada en un país que no era su hogar, únicamente esperaba al hombre que había llenado su corazón y su cuerpo de sentimientos y emociones tan ardientes que quemaban como el sol de Uruk. Las pequeñas gotas de sudor que salían de su frente fueron limpiadas rápidamente con su mano, mientras ejercía una fuerza antinatural sobre el saco de paja improvisado que había elaborado desesperadamente. De alguna manera tenía que descargar sus pesares, y ella pensaba que practicando su arte favorito, la esgrima, sería la solución. 

Arturia no estaba acostumbrada a vestir estas delgadas prendas de Uruk. Gracias al clima era imposible llevar alguna de las ropas que usaba en Britania. Arturia continuaba agitando su espada, golpeando, una, dos, tres veces hasta romper el improvisado saco frente a ella. Su rostro cambió de su semblante serio a uno de cansancio. En ese día lo máximo que le había durado habían sido 5 minutos. Su pecho subía y bajaba constantemente por la agitación, en tan solo unos momentos había ejercido una gran fuerza sobre el pobre artefacto. 

-Veo que sigues igual de feroz que siempre - se escuchó una grave voz masculina. 

El cuerpo de la rubia se había paralizado, conocía esa voz, ese grave tono que la hacía temblar. Sus ojos se abrieron como platos, todavía dandole la espalda a su compañero. Su piel se erizaba al sentir la mano en el hombro de la rubia. 

-Te demoraste mucho- dijo Arturia mientras se daba la vuelta. 

Una sonrisa apareció al encontrarse con aquellos rubíes que tanto añoraba ver. Abrazó el cuello del rubio con sus brazos, mientras levantaba sus talones para estar a la altura del rey y depositar un beso. Gilgamesh colocó un brazo alrededor de la cintura de ella, mientras con su mano libre acariciaba las pálidas mejillas de Arturia. 

-Es muy dulce de tu parte emocionarte tanto por verme - susurró, ambos brazos rodeaban la pequeña cintura de ella. 

Arturia estaba ensimismada por el aroma, la seguridad de Gilgamesh. Había apoyado su cabeza en el pecho de él, sintiendo a través de la tela los formados músculos. Gilgamesh acariciaba los dorados cabellos de Arturia, observando el panorama que presenciaba. 

-¿En serio?, ¿El establo? Jámas pensé que me reencontraría con mi esposa, después de 2 meses en el sucio establo del palacio - comentó mientras reía. 

Arturia se separó de él mientras observaba la vista, ciertamente era un lugar peculiar para reencontrarse con su marido después de tanto tiempo. Soñandolo, añorandolo, expectante de su tacto y su presencia. 

-Este es el único lugar que no visita nadie del palacio. Viene el encargado a la mañana a darles de comer y no aparece más - respondió mientras cruzaba de brazos. 

Gilgamesh le sonrió, y no pudo dejar pasar desapercibido que los pechos de su pequeña esposa se levantaban al cruzar de brazos. Un nuevo sentimiento, a parte de felicidad invadió el cuerpo del joven rey. La mirada de Arturia había reconocido las oscuras intenciones de su esposo, lo conocía, sabía lo que se vendría a continuación. Las mejillas de Arturia empezaban a tornarse de un color escarlata. Su respiración empezaba a aumentar mientras observaba cómo la mirada de él se oscurecía, a una más desesperada, deséandola, llena de intenciones ocultas. De cierta manera, la rubia se sentía igual, pero sabía disimularlo mejor. 

-¿Qué quieres hacer? - preguntaba Arturia, sintiendo una gran mano que agarraba el mentón de ella. 

En una mirada que expresaba más que mil palabras le sonrió. Se acercó a su oído, él le susurraba gravemente. 

-Voy a devorarte- susurró con una voz sensual. 

El rostro de Arturia se había enrojecido en un tono anormal. Sus vellos se pararon de punta, y sentía como todo su cuerpo se empezaba a calentar. Gilgamesh la levantó en sus brazos y la depositó sobre paja, la suficiente cantidad para simular una cama. Arturia sentía como el interior de su boca estaba siendo devorado, saboreado por la audaz lengua del rubio. Ella respondió con la misma intensidad mientras lo abrazaba. 

Attention-- Gil x Art (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora