Serendipia parte2

374 18 2
                                    

El rubio se había acercado al cuello de Arturia, lamiéndolo, chupando y mordiendo. Una nueva tanda de sentimientos indescifrables llenaban el ser de la ojiverde, mientras estaba observando el oscuro techo de madera del humilde lugar. 

-No quiero que pienses y veas nada más si estoy contigo - dijo mientras con una mano dirigía el rostro enrojecido de la rubia hacia su direccion, haciendo contacto visual. 

Arturia tenía los ojos entrecerrados por la ráfaja de sensaciones en su cuerpo. Gilgamesh le depositó un dulce beso, pero ella mordió el labio inferior de él. Se apartó unos centímetros, sorprendido por la acción de su esposa. Contempló la vista, el rostro enrojecido de ella, mientras sonreía seductoramente y sus ojos estaban brillando del deseo. La erección no se hizo esperar mientras acariciaba los pechos de Arturia, que estaba totalmente sensible. Con cada rose, caricia y contacto con su amante. 

-Si tan solo te vieras en este momento - ronroneó mientras se sonrojaba cada vez más - No te harías la testaruda cuando digo que eres mía y ahora lo demuestras - agregó mientras con la yema de los dedos empezaba a acariciar con cautela la piel desnuda de Arturia - tu corazón, tu cuerpo, tus palabras y gemidos son solo míos - susurró mientras se acercaba a su rostro, ojos ardientes mirándose entre sí - Todo tu ser reacciona a mí. Cada toque que hago y tus reacciones demuestran que estás a mi merced. Ya no puedes negarlo. Si continuas con el cuento de que no eres mía, te tomaré las veces que sean necesarias hasta que comprendas que tu cuerpo solo responde a mí - dijo mientras apoyaba una mano en el pecho de Arturia  - al igual que tu corazón. 

Arturia lo seguía observando agitada, movía sus piernas para ejercer presión en su intimidad, estaba totalmente excitada y se demostraba ante la vista de Gilgamesh. Cada palabra que habría pronunciado era verdad, pero ella jamás lo reconocería, tiene su orgullo como caballero. Aunque sentía que despues de vivir todos estos encuentros con su esposo habían hecho que no pareciera verdad, y que solo quedara un poco de ese sentimiento. Ella se sometió completamente al hombre frente a ella, algo que jamás hubiera pensado las personas de Britania. 

-Ya... - susurró entre jadeos la rubia - tómame, entra en mí - demandó Arturia mientras ladeaba su cabeza sin perder el contacto visual con él. 

Gilgamesh soltó una sonrisa de satisfacción, de victoria. Con sus grandes manos agarró el cuerpo de Arturia como si fuera simplemente un saco de plumas y la colocó boca abajo. Ella hizo un sonido de desconcierto. Gilgamesh agarró las caderas de Arturia con ambas manos y las levantó. Quedando el pecho de ella apoyado en el suelo pero las caderas arriba. Gilgamesh contempló la vista, observar el redondeado y suave trasero de Arturia, lo volvía loco. La rubia como pudo apoyó sus brazos en la paja mientras sentía como el rubio le abría las piernas. Su rostro se transoformó a uno de sorpresa al sentir como sus glúteos estaban siendo amasados por las manos de su esposo. Éste la observaba satisfecho, mientras agarraba, estrujaba y le daba un golpe, quedando marcada su mano con un rojo escarlata. La rubia había soltado un quejido de dolor, omitido por Gilgamesh. 

-Tu culo es tan tentador. Es un pecado tener algo así, creo que tendré que condenar a muerte a cualquier persona que se atreva a observarlo, por más breve que sea - prometió en un tono grave. 

El rubio se acercaba y acomodaba entre las piernas de ella, mientras que con su mano agarraba su miembro, apuntando hacia la vagina de Arturia. 

- Espero que no sea verdad - jadeó pesadamente la rubia. 

Pero su discurso fue interrumpido por Gilgamesh, quien había empezado a colocar su miembro en el interior de Arturia. Soltó un gemido, entró todo en un solo movimiento. 

-Veo que me anhelabas demasiado - ronroneó mientras se acercaba al oído de ella y apoyaba sus brazos en los costados del cuerpo de Arturia. 

Una exquisita electricidad recorrió para ambas personas. El interior de Arturia estaba tan mojado, tan apretado. Gilgamesh sin duda estaba disfrutando al máximo esta experiencia. Continuando en la misma posición, continuó embistiendola, haciendo un sonido más lascivo que el anterior. El choque de sus cuerpos se escuchaba más fuerte, al igual que los sonidos de los jugos de ambos. Gilgamesh colocó dos dedos dentro de la boca de la rubia, que empezó a lamerlos mientras continuaba sintiendo el gran placer y derramaba algunas pequeñas lágrimas. 

-Si... no quieres que - soltó un gruñido - nos descubran, tendré que hacer esto - susurró Gilgamesh mientras sentía como sus dedos estaban siendo devorados por la lengua de Arturia. 

Los movimientos continuaban, pero cada vez mas rápidos, la excitación de ambos había subido a niveles estratosféricos. Gilgamesh ya no solamente gruñía, empezó a gemir por el enorme placer, y ni los dedos en la boca de Arturia podían detener los fuertes sonidos que salían. Así que sacó su mano y levantó su torso, agarrando con ambas manos las caderas de Arturia y moviéndolas para mejorar la experiencia. Ella al sentir que de esta manera estaba llegando a lugares que no había visitado antes no pudo evitar cerrar su puño y apretarlo fuertemente contra la paja mientras gemía cada vez mas alto. 

Gilgamesh estaba totalmente seducido por la pequeña mujer que tenía adelante. Su interior era tan exquisito, deseando nunca más salir de aquel lugar. Sus caderas viajan mas rápidas, acompañando al movimiento de las de Arturia. Ya era inevitable intentar tapar algún sonido, estaban seguros que incluso afuera se escucharían los estruendos de sus cuerpos chocando y los gemidos de ambos. Parecía que los sonidos de los animales habían desaparecido, siendo reemplazado por los de la pareja, y el contacto que estaban teniendo. Arturia dio un último gemido más fuerte y agudo, levantando sus ojos mientras se venía. Gilgamesh ya no soportaba la presión que ejercían las paredes de la rubia, y acto seguido tambien llegó al orgasmo, uno delicioso. No podían dejar de jadear, y las gotas de sudor de ambos se escapaban. El rubio observó por última vez la retaguardia de su esposa, empezando a sacar su miebro del interior de la rubia, acto seguido su líquido salía a borbotones. Gilgamesh sonrió satisfecho mientras se acomodaba nuevamente al lado de su esposa, que ésta a duras penas pudo darse la vuelta para esconder su rostro en el hombro de él. 

-Sin dudas con la descarga que te dí, estarás embarazada - dijo mientras todavía su pecho subía y bajaba por el cansancio - ¿Qué nombre le ponemos a nuestro hijo o hija? - preguntó mientras dirigía su cuerpo al de ella, abrazandola, protegiendola. Apoyó su cabeza contra la de Arturia y acariciaba su espalda, la rubia empezó a hacer lo mismo con su pequeña mano. 

- ¿Cuántos hijos te gustaría tener? Ahora no tengo consciencia para pensar en un nombre - dijo exhausta. 

Gilgamesh bufó. 

-Por supuesto que si, fuiste devorada por una bestia feroz - dijo con una risa Gilgamesh. La rubia soltó una pequeña risa- me gustaría tener dos o tres. Pero hacerlos todos los días, aunque ya no deseemos tener más - dijo mientras se reía. 

Arturia se sonrojó por la respuesta de su marido, mientras lo abrazaba fuertemente. Gilgamesh, por la cercanía sintió como el corazón de la ojiverde latía descontroladamente. Sonrió por esto y decidió depositar un pequeño beso en su frente. 

Y así fue que Arturia se dio cuenta que a pesar de no ser el lugar en el que se crió y esté acostumbrada, Gilgamesh era su hogar, sin importar donde estuviera. 

-----------

Corazones de melón, otro capítulo al día siguiente, me esforcé para no caer en hiatus nuevamente jaja. Espero que les haya gustado y les agradezco por leer mis cochinadas. Besos

Attention-- Gil x Art (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora