"Separadas por tan solo metros se encuentran dos almas tan puras como la blanca nieve, deseando una caricia, una mirada.....sin saberlo, deseándose la una a la otra."
Descubre la historia de Eda y Derek; dos personas maltratadas por la vida, ansiosa...
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POV Eda
El sol entra por mi ventana, las sábanas frías rozan mi piel y mi mente se siente entumecida. Por un momento no recuerdo ni mi nombre. Unos golpes en mi puerta llaman mi atención y puedo ver como la cabeza de Oli se asoma. Con una sonrisa abro los brazos y le invito a unirse a mi.
-Hola solecito.
-Eda, tengo hambre. Me rio al ver la ternura personificada en mi hermanito.
-¿Qué te parece si preparo pancakes para desayunar?
-¿Y un batido de chocolate?
-Y un batido de chocolate. Lentamente me levanto y veo como me pide que lo coja en brazos, lo recojo y voy en dirección a la cocina. Sentándolo en la isla me dirijo a coger los ingredientes necesarios y es cuando ambos escuchamos el sonido de la puerta al abrirse.
Oliver me mira asustado y es cuando recuerdo que el todavía no sabía que Nick estaba con nosotros. Le dirijo una sonrisa para tranquilizarlo y me estremezco por el chillido que mi hermanito hace al ver a la única figura paterna que ha tenido en su vida o según como él lo llama su Slick.
-Slick! Oliver salta de la encimera y corre a los brazos de nuestro hermano mayor.
-Dios mío, que grande estas renacuajo. ¿Cuándo has crecido tanto? Siento la emoción en su tono de voz y no puedo evitar que las lágrimas se abran camino por mis mejillas. Nick abre más sus brazos invitándome al abrazo.
No podría explicar con palabras como me siento en este momento, plenitud podría ser un intento pero se queda corto. Oliver no para de llorar y mis ojos se encuentran con los de Nick, me regala una sonrisa y nos aprieta más a él.
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Recojo las últimas mesas antes de que mi turno matutino en la cafetería termine, siento mariposas en mi estómago, estoy deseando reunirme con mis hermanos. Después del desayuno Nick y Oli han ido al parque y la pobre de mi ha tenido que ir a trabajar mientras ellos se lo pasan bien.
Laura me mira desde detrás de la barra y con un puchero muestra su envidia hacia mi porque a ella aun le quedan dos horas más. Me rio suavemente negando con la cabeza y me desato el devantal.
-Mi linda camarera, con gran pesar me retiro. Me vuelvo a reír de su ceño fruncido.
-Nos vemos guapetona. Laura me abraza y salgo con mi bolso colgando de mi hombro. No llego muy lejos cuando me choco con lo que podrías considerar una pared. Levanto la vista y siento mi corazón bombear a un ritmo más veloz.
-Cuidado Happy, no te vayas a caer. Su ronca voz llega a mis oídos como una melodía.
-¿Happy?
-Te lo explicaré más adelante, ¿tienes tiempo de tomarte un café conmigo? Los músculos de sus brazos se hacen ver cuando mantiene la puerta abierta para mi y no sé como llego a escuchar lo que me está diciendo.
