S E G E N •ᴍɪɴsᴜɴɢ•

4

🅲🅰🅿🅸🆃🆄🅻🅾 🅲🆄🅰🆃🆁🅾
𝓻𝓸𝓸𝓶 𝓯𝓸𝓻 𝓽𝔀𝓸

Jisung no me ha llamado en toda la semana anterior, ni esta, no entiendo.

No sé porque. No quiero llamarlo y parecer desesperado. Pero me preocupa.

Aunque no ha respondido a mis últimos mensajes.

—Vamos, bro. No te desanimes—dijo Felix. —Quizá perdió el móvil.

—Oh quizás se enojo cuando me jodi a Seungmin— dije.

—Pero él te dijo que no habia problema—dijo. Asentí y bebi de la lata. Deshice el nudo de mi corbata, y desabroche los dos primeros botones. Trabajar en una oficina es una mierda. Terminé la lata y la dejé en la mesita de centro. —Hey, amigo, me encantaria quedarme y ver cómo te emborrachas por tu amante, pero mi marido me espera en casa con la cena.

—¿La cena es su polla?— pregunté con gracia. El asintió.

—Sip—dijo—Hoy conseguimos que sus padres se quedarán con la niña—dijo refiriéndose a la hija de Changbin.

—Bien, disfruta con tu hombre. —dije y me levanté. El timbre sonó y alcé la ceja. Abri la puerta, y Jisung estaba ahí, tenia las mejillas con lágrimas ya secas, un cigarro encendido en la boca y una sonrisa.

—Hey acaban de correrme de casa ¿tienes espacio para dos? — pregunto, pisando el cigarro. Alcé la ceja. Venia solo.

—¿Dos...?

—Tu hijo y yo.— oh mierda. Me gire a ver a Felix quién tenia la misma expresión de no entender nada que yo.

—¿Mi..Qué?—pregunté. El suspiró, alzando el rostro, probablemente para evitar lágrimas y me extendió un papel.

—¿Recuerdas que la semana pasada vomite todo aquí y me maree?—dijo. Asentí y suspiró antes de continuar— Dije, bien, debe ser anemia, soy una mierda alimentándome. No le dije a mamá porque... Dios, solo seria algo simple y cuando el doctor comienza a mencionar estrógeno, progesterona... Solo dije oh mierda. —mordió su labio. Dios nunca lo vi asi de vulnerable. —Le pregunté que de qué mierda hablaba y me lo soltó asi de la nada, me dijo Estas esperando un bebé. Se que puede ser sorpresivo, incluso, no solo porque seas hombre, también por lo fértil que eres... Y...—se cubrió el rostro.—No le dije a nadie. Por eso no contesté tus mensajes. Planeaba ir y abortar, estaba consiguiendo el dinero, pero el doctor dijo que no. No tenía la autorización para hacerlo, porque no había riesgo conmigo, ni con el bebé y qué no había sido producto de violación, además debía ir con un mayor de 21. —narro y solo atiné a envolverlo en mis brazos—Dios... Y mamá encontró los exámenes, me tiró todo por la ventana, me corrió, no sin antes gritar y que medio mundo se enterara de todo—dijo. Lo hice entrar, junto a sus bolsos.

—Yo...no.. mierda.—dije. Sin saber que decirle. —No sé que decirte, dios.

—No...No digas nada... Solo, necesito donde quedarme hasta que consiga otro lugar—dijo.—Del...b-be.. de esto no te preocupes, yo me encargaré.

—¿Que dices?—Felix se despidió como pudo y se fue, haciéndome señas, asentí. Luego le contaría lo demás. —¿cómo te encargaras solo?

—Yo fui el que quiso hacerlo. Yo te abri las piernas, es mi responsabilidad.—dijo.

—No. No digas eso.—dije levantandole el mentón. —Yo también tengo responsabilidad. Podria haberte dicho, no, sabes, consigamos un condón o simplemente, no lo hagamos. Pero también lo hice. Fui participe, no voy a dejarte solo— él se escondió en mi pecho.

Oh mierda. Oh mierda.

¿Ahora qué?

—Bien... Yo.. dios—dijo. —No sé que hacer. No lo quiero—dijo. Acaricié su hombro.—Quiero morirme, Minho. ¿Qué haré yo con un niño?

—Qué haremos. Habla en plural. Es de ambos.

—Bien. ¿Qué haremos?—dijo, desesperado.

—Cuidarlo. No queda más que eso. Pero no estas solo en esto, Felix.—dije y besé su frente. El lloró en mis brazos.

Okay, seré padre, wuh.

Durante una hora, lloró en mi pecho. Y me quedé ahí, acariciando su espalda. Pensando.

¿Que mierda hacemos dos pelotudos con un bebé? Él suspiró y se alejó un poco de mí.

—¿Y qué dijo tu madre?—pregunté, acariciando su pelo. Él suspiro.

—Qué me aborrecía. Qué este niño era una criatura del pecado, antinatural... Te juro que, me senti tan mal por este crio.—dijo—Ni siquiera tiene forma y lo dijo con tanto odio. Solo por eso, no lo aborte enseguida. Porque, puedo conseguir unas pastillas, o puedo buscar como abortarlo con alguna planta o algo.

—¿Quieres tenerlo?—pregunté. Él suspiro.

—No se que quiero hacer, Minho. Siento que... Me pondré muy mal si lo mato. Pero también si lo tengo —dijo.—Porque, vamos. Soy un niño que juega a ser un adulto, no se nada de la vida —mordio su labio—¿Me ves capaz de cuidar un niño?

—De hecho, te veo muy capaz... Sólo que, no quiero obligarte a nada. Es tu cuerpo, y si no quieres tener ese hijo, lo respetaré—dije, acariciando su mejilla. Él sonrió.

—Le agradezco a quien sea el hijo de puta que te puso en mi camino y en mi culo. Fueses uno de mis ex, ya me habrías botado—dijo apoyando su cabeza en mi hombro. Besé su frente y suspiré.

—Bien... ojalá el bebe tenga tus ojos—dije con gracia, tratando de aligerar el ambiente. El rió y alzó su rostro.

—¿Te gustan mis ojos?—preguntó. Asentí, quitando los cabellos de su frente. —Dios... estoy... ¡Basta Yongbok, deja de llorar—se dijo, limpiando su rostro.

—Okay... vamos a prepararte la habitación— dije. Subimos y fui a la habitación de invitados. Fruncí los labios antes de abrir. Mi mano fue a la cicatriz. Todo seguia igual pero con una ligera capa de polvo.

—Esta habitación era de alguien más ¿verdad?—preguntó, Asentí.

—De mi hermana... Y luego de mi ex—dije. El entro, con timidez. Yo miré todo, tragando saliva.

—¿dónde hay sabanas?—preguntó. Abri el ropero, viendo sus ropas. Dobladas, estaban las camisetas y algunos vaqueros de el. Y colgados, tras la puerta de cristal, los vestidos, chaquetas, camisetas de mi hermana. Abri uno de los cajones y le entregué un par de sabanas nuevas. —¿Ella es tu hermana?—preguntó. Asentí mirando su fotografia. Presione con fuerza la cicatriz y me gire, dándole una sonrisa. —Es preciosa.

—Si... Lo es...aun supongo—dije y volvi a sonreir, ayudándolo a colocar las sabanas. En cuanto terminamos, él se sujeto del respaldo, cerrando los ojos con fuerza. —¿Te sientes bien?

Asintió, inhalando profundo. Vi cómo su mano hacía más presión, y fruncia sus labios. Me acerqué, viendo su rostro pálido.

—Odio esto—murmuró. Suspiré, acariciando su cabello—Dios... —corrió al baño, para ahí vomitar todo. Acaricie su espalda. Se dejó caer en el suelo del baño.

Creo que se nos vienen tiempos muy dificiles.