*♦̮̑ 𝘷𝘪𝘦𝘳 ɜ‎ *

1.2K 99 4
                                    

Había pasado una semana desde que Jimin había dejado el apartamento de Jungkook para que pudiera pensar acerca de lo que habían conversado. Jimin sabía que le estaba pidiendo mucho pero no tenía ninguna duda de que si Jungkook aceptaba su proposición ellos podrían construir una gran vida juntos.

Jimin trataba de ser paciente pero la espera lo estaba matando. Jungkook y él hablaban por teléfono cada noche, pero no habían visto al otro en todos esos días. En parte a causa del trabajo, y en parte porque Jungkook le pidió a Jimin que le diera algo de espacio y tiempo para pensarlo.

Jimin quería darle a Jungkook el tiempo que necesitara para decidir pero la espera lo estaba volviendo loco. Era más difícil hacer su trabajo porque no podía dejar de pensar en Jungkook.

No quería perderlo. Jimin comenzaba a pensar que él había pedido demasiado. Quizás debería de mantener sus fantasías de D/s para sí mismo. Quizás solo debería pedirle una cita y olvidarse de todas las cosas de ser dominante.

Lanzó la pluma al escritorio, se puso de pie y caminó hacia la ventana para ver el cielo lleno de estrellas. ¿Qué si Jungkook decide que es demasiado y que no quiere estar con él? ¿Qué podría hacer entonces? ¿Cómo podría renunciar a Jungkook ahora que ya había saboreado lo que podría ser su vida juntos?

—Hola, Señor. Le traje la cena.

La cabeza de Jimin giró de golpe cuando oyó la dulce voz de Jungkook. Su respiración se quedó atrapada en la garganta ante la visión frente a él. Jungkook estaba vestido sencillo como siempre... unos jeans deslavados, una camisa de botones azul pálido y mocasines. Se veía impactante como siempre.

Pero la sexy sonrisa en su cara era lo que realmente le quitaba el aliento a Jimin. Jungkook llevaba una pequeña canasta de picnic en sus manos, sus hermosos ojos castaños veían hambriento a Jimin. Se veía vacilante, como si estuviera inseguro de ser bienvenido.

—Hey, bebé, te extrañé, —Jimin dijo mientras cruzaba el cuarto y llegaba frente a Jungkook. Se apresuró a pasar sus dedos a través de los rizos rubios arena de Jungkook y bajarlos por un lado de su cara. El corazón de Jimin latió el doble cuando Jungkook giró su cara hacia su palma. Los ojos de Jungkook se cerraron y brevemente miró a Jimin de nuevo.

—También te extrañé, Señor, —murmuró Jungkook. Sostenía la canasta en sus manos cuando se alejó y se dirigió al escritorio de Jimin—. Traje tu cena.

—Oh, ¿sí? —Jimin preguntó mientras seguía a Jungkook al escritorio—. ¿Qué me trajiste?

Jungkook giró la cabeza y le sonrió. —Creo que te gustará.

Jimin vio a Jungkook sacar dos platos, dos vasos y dos servilletas rojas y las dejó en el escritorio. Entonces sacó varios contenedores de plástico y también los dejó en el escritorio. Finalmente sacó un par de velas rojas y dos candelabros de cristal.

Al ver las velas, Jimin levantó una ceja, se rió cuando Jungkook se ruborizó y se encogió de hombros. Mientras Jungkook acomodaba la cena, Jimin fue al escritorio y sacó unas cerillas y encendió ambas velas.

Se giró para ver que Jungkook miraba alrededor del cuarto. Jimin se sentó detrás del escritorio. —¿Qué sucede, bebé?

—Necesitamos otra silla.

—No, no la necesitamos. Tú puedes sentarte en mi regazo, —dijo Jimin mientras agarraba a Jungkook de la cintura y lo acercaba hacia él—. Ahora, ¿qué hay para cenar?

Jimin se rió mientras Jungkook giraba los ojos.

—Pollo a la Cordon Blue, pasta con queso cheddar, y vegetales mixtos. De postre tenemos pastel de chocolate Diablo Negro. —Jungkook comenzó a abrir los contenedores y a servir la comida.

𝐿𝑙á𝑚𝑎𝑚𝑒 𝑠𝑒ñ𝑜𝑟 ; 𝐽𝑖𝑘𝑜𝑜𝑘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora