Capítulo 1. No quiero morir así.

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Vicenta.

He perdido la noción del tiempo.
Pero Eunoria me mantiene entretenida con sus historias, me contó que lleva cuatro años aquí tras a ver matado a su esposo, le quedan unos dieciocho años aún.

—¿Y por qué lo mataste si bien pudiste haber acabado con todo desde un principio?

—Ya era muy tarde manita. No había nada que hacer, él se volvió posesivo, muy tóxico y empezó a tomar mucho y a drogarse hasta tal punto que luego empezo a maltratarme. Yo lo amaba, de verás, pero el acabo con todo eso, me golpeaba constante y abusaba de mí, tanto físicamente como verbal. Yo ya no lo soportaba, nos vivíamos matando—se ríe—. Un día lo golpeé y ese fue su fin y el mío.

Uhm.

¿Pero si vio que estaba cayendo por qué no lo ayudó? Pienso que hubieran buscado una solución y nada hubiera acabado así.

Aunque si me pongo en sus zapatos no podría con tanto y lo hubiese matado sin dudarlo en un principio.

—¿Y tú?—pregunta.

La miré con desconcierto.

—¿Yo qué?

—¿Qué que hay de ti? ¿Tienes hijos? ¿Como es eso de la mafia y toda esa vaina?

¿Tengo hijos...? En verdad me dieron ganas de reír.

—No—reí—. Es mejor así.

Eunoria saca algo de debajo de su blusa.

—Ten—me entrega una navaja—, te servirá de mucho, créeme.

Le agradezco con una enorme sonrisa.

***

Se me asigno limpiar los baños y uhg al entrar percibo un olor horrible, coño. ¿Pero qué es lo que come esta gente? Arrugó la nariz y dejé a un lado el clorox y el jabón.

Agarré la cubeta roja y la llené de agua. Mientras esperaba que se llenara intenté descargar los inodoros pero no había agua en ellos, solo pude descargar uno de cuatro.

Agarré la cubeta de agua y se la eche al inodoro para que bajara toda esa porquería y así sucesivamente hasta que los descargue todos.

Al terminar de limpiar los inodoros tan solo me faltaba los pisos, puse la cubeta a llenar y por mientras observaba como el agua caía, chale, ya me duelen las rodillas. Me pierdo en mis pensamientos y en que hubiera pasado si las cosas no hubiesen pasado así. ¿Algo hubiese cambiado? ¿Seguiria vivo? Yo creo que no. Iba a cambiar de posición cuando siento que alguien me agarra de la nuca tomándome desprevenida.

—Esta vez no te libraras—asegura, no logro reconocer su voz por lo que tampoco se quien es. Aunque lo estoy intuyendo.

Mis manos van hacia mi nuca intentando quitar sus mugrosas manos de encima. Pero no me dejó.

Me agarró más fuerte y hundió mi cabeza en la cubeta la cual ya estaba llena. El agua me entró por la nariz, la sensación es extraña y molesta. Intento liberarme de su agarre pero no puedo, siento que el aire se me va.

Ella saca mi cabeza del agua y puedo respirar por unos milisegundos.

Abro la boca intentando decirle algo pero solo se me escapa una ¿risa?

—Espero que aprendas la lección, zorra traidora—me vuelve a hundir.

Diablos.

Esta vez me deja más tiempo y yo sentía que me iba a desmayar en cualquier momento. Necesitaba aire.

Pongo mis manos en la cubeta intentando levantar la cabeza pero ella las quita y las sostiene, no dejo de moverme y eso hace que me sostenga con más fuerza.

Me...

Siento como me voy mareando, mis ojos se cierran involuntariamente y yo dejo de luchar. La oscuridad me envuelve y ya no se nada más.

«No quiero ni puedo morir así»

Narrador.

La reclusa no se dio cuenta de que Vicenta había perdido el conocimiento y siguió maldiciendo sin sacar su cabeza. Estaba muy molesta con ella y lo peor es que en el fondo no sabía el porqué.

Pasos y voces se empezaron a escuchar pero la reclusa estaba tan pero tan absorta que ni cuenta se dio, los pasos y las voces se hicieron más fuertes, eran tres mujeres, reclusas. Dejaron de hablar y vieron la escena enfrente de sus ojos, sus bocas se abrieron a la par y corrieron hacia a ella.

Empujaron a la mujer que estaba ahogando a Vicenta y sacaron la cabeza de Vicenta del agua. Estaba pálida.

—¿¡Pero que haz hecho, maldita estúpida?!—le grita una de ellas. La que estaba ahogando a Vicenta intenta acercarse pero una de las mujeres la agarraron para que no diera otro paso.

La otra revisa si Vicenta sigue respirando y...

—¡No respira! ¡Diablos! ¡Vamos, ayúdenme a llevarla a la enfermería!

Una se le acercó y entre las dos la agarraron mientras que la otra seguía agarrando a la mujer esa.

Llevaron a Vicenta a la enfermería en un abrir y cerrar de ojos.
Cuando la enfermera la vio en ese estado, la puso boca abajo, giró su cabeza y levantó sus caderas.

***
La llevaron a urgencias.

Pi, pi, pi, pi.........

Sonaba la máquina.

El doctor le hizo reanimación cardiovascular, colocó sus manos en la base de su esternón y presionó.

Volvio a hacerlo un par de veces más, Vicenta recobró sentido y cuando despertó la pusieron de lado para que votara toda el agua mientras tocia.

Los presentes suspiraron aliviados, pudieron salvarla.
Bueno, ese era su trabajo; salvar vidas.

***

Publicado: Martes 7 de Marzo, 2023.
Advertencia: Todo es ficticio, nada es real.

¡Muchas gracias por leerme! Aún sigo aprendiendo y bueno, con el tiempo mejorare.

¡Hasta la próxima!<3

Pd: Si de veritas te esta gustando como va la cosa me harías un enorme favor si agregas esta historia a tu biblioteca pa' que no te pierdas de ninguna actualización y porfa vota y comenta n.n

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