Capítulo XII

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Infidelidad

Recuerdo aquella vez que no dejaste que te besara porque venias sudoroso, creí en ello.

Eras tan estúpido que era evidente lo que hacías a mis espaldas, yo lo sabía, de verdad que lo sabía.

Cada que te hablaba de infidelidad te ponías a la defensiva, me lastimabas con tus palabras y luego pedias perdón.

Tenia miedo decirte algo y que me hicieras aun lado, sentía que no iba a encontrar a alguien mas que me amara como lo hacías tú.

Me manipulaste tan bien que no sabía distinguir si lo que sentía por ti era amor, costumbre o dependencia emocional.

No podía brillar porque eso te molestaba, te molestaba cuando yo reía, cantaba o bailaba.

No te molestaba que tu lo hicieras o la otra mujer lo hiciera, porque sonreías y le decías que era perfecta haciendo todo lo que ella se propusiera.

Sin embargo, conmigo no era así, tu eras feliz con ella y yo lo era contigo.

Cuando supe que podía brillar sola, te aferraste a mi de rodillas diciendo que ibas a cambiar y que solo fue un desliz, que no volverías a engañarme, que me necesitabas en tu vida.

No caí con tu actuación.

Porque yo sabía que la única manera de evitar que me engañaras era no habernos conocido. 

Baúl de mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora