#𝟐

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A la mañana siguiente, Neo, despertó desconcertado. Se sentó en la cama notando un suave ardor en su parte trasera, los recuerdos del día anterior llegaron de golpe haciendo que se sonrojara agachando la mirada.

Bajó de la cama dirigiéndose hacia el salón, encontrándose así a Chris preparando algo para desayunar.

—Buenos días, Neo, ¿Como has dormido?— Preguntó neutro sin apartar la mirada del platillo que estaba preparando.

—Bien, supongo..— Algo triste tomó asiento dando un suave quejido de dolor.

—¿Aún duele?— Preguntó algo extrañado.

—Uhm..algo así.— Apartaba la mirada avergonzado mientras hablaba, la vergüenza de lo que sucedió el día anterior lo inundaba.

Algo disgustado apagó el fogón donde se cocinaba el desayuno y se acercó hacia el chico tendiéndole su mano y llevándolo hacia el salón nuevamente.

—Espera aquí, voy a buscar algo que te aliviará.— Dijo para después salir dejando al niño allí parado.

Cuando volvió lo hizo con un bote de crema de aloe vera, se sentó en el sillón y palmeó suavemente su regazo, Neo retrocedió asustado.

—Neo, cariño. No voy a golpearte, acuéstate en mis piernas, por favor. — Hablo calmado esperando pacientemente, Neo no tardo en acatar las órdenes del mayor y se acostó boca abajo encima suyo.

El chico retiró con delicadeza la ropa que cubría el trasero de Neo viendo algunas marcas que habían quedado del castigo de ayer, el trasero del niño aún tenía un tono algo colorado y en algunos sitios la marca de la forma del cepillo.

Abrió el bote de crema y tomó una cantidad generosa, la aplicó sobre las nalguitas del menor y empezó a hacer un suave masaje en ellas esperando que eso aliviara un poco el dolor del pequeño.

Una vez terminó tapó nuevamente la crema y acarició la espalda del menor, subió su ropa y lo puso frente a él justo para darse cuenta de que las mejillas del niño estaban totalmente coloradas de un tono carmín.

—Neo, nene, ¿Estás bien?— Preguntó tocando las mejillas del menor, notando el calor que las inundaba, después pasó su mano hacia la frente del chico comprobando que efectivamente, tenía una fiebre bastante alta.

Chris empezó a alarmarse, no sabía cómo actuar o como expresar su preocupación hacia el pequeño, así que simplemente se levantó y tomó a Neo de la mano llevándolo a la habitación.

—Neo, necesito tomar tu temperatura para saber cuánto medicamento necesitas tomar, ¿De acuerdo?— Chris siempre buscaba el consentimiento del chico, en realidad no quería que Neo empezara a odiarlo, muy en el fondo, Neo le parecía muy lindo.

—Chris, no hace falta, de verdad estoy bien.— Neo agachó su cabeza suspirando avergonzado, primero aquél casi desconocido lo había azotado y ahora estaba intentando cuidarlo cuando había enfermado.

—Nene, de verdad no quiero que te pase nada, déjame ayudarte esta vez.— Dejó un suave beso sobre la frente del chico y lo dejó reposar sobre la cama mientras fue a buscar el termómetro, vaselina y una caja con la medicación.

—Neo, cariño, necesito que levantes tus piernas, por favor.— Al escuchar al mayor ya se temía lo peor, de nuevo, en su trasero, y definitivamente esta vez ya no.

—Chris, no soy un niño, por favor.— Rogaba esperando que el chico entrara en razón pero éste solo negó. —No eres un niño, pero el doctor dice que es la manera más efectiva de tomar la temperatura, y necesito tomártela así quieras o no.— Habló firme está vez, realmente quería cuidar de ese niño.

—..Bien.— Suspiro para acostarse boca arriba y levantar sus piernas tapando su cara con ambas manos para evitar la vergüenza mientras esperaba que Chris hiciera el resto. Chris, por el contrario, solo rió y retiró la ropa del chico nuevamente notando que aún tenía la humedad de la crema en sus nalgas.

Tomó algo de vaselina y la untó en su dedo. —Neo, pequeño, vas a sentir algo frío ahora, pero intenta relajarte.— Empezó a pasar su dedo por el ano del menor, metiendolo y sacandolo suavemente procurando lubricar bien para no lastimarlo.

Después tomó el termómetro y también lo lubricó, una vez listo empezó a hacer un suave masaje en la tripita del menor y a acercar el termómetro hasta por fin introducirlo en el ano del chico escuchando los suaves quejidos que emitía éste.

—Tranquilo, corazón, solo serán dos minutos. — Tranquilizaba al chico mientras esperaba el pitido del aparato, el menor no dijo ni una palabra, la vergüenza podía con él. Así estuvieron hasta que se escuchó el pitido del termómetro, marcaba fiebre alta, 39,4°C.

—¿Es mucha?— el pequeño preguntaba con curiosidad, Chris solo asintió un poco. —Algo, lo podremos arreglar con unos supositorios, cariño.— Neo rápidamente tapó su entrada. — ¡No, ni en un millón de años dejaré que me pongas un supositorio!— Pero esa idea cambió cuando vio que Chris iba a buscar una zapatilla de color negro que reposaba en una esquina de la habitación y se la mostraba amenazante.

Chris dejó la zapatilla al lado, no iba a permitir berrinches. Decidió que serían tres supositorios, con eso bastaría para bajar la fiebre del niño. Tomó el primero y lo acercó a la entrada del chico, este llevo nuevamente sus manos allí evitando su paso. —Chris, por favor, te prometo que no me enfermo más, no me lo pongas.— Neo rogaba sin mucho éxito.

—Neo, cariño, no es que no te enfermes más, es que necesito que la fiebre que tienes baje, si no baja tendremos que ir al doctor, y no quieres eso, ¿verdad?— Neo negó rápidamente, es verdad que era humillante estar en esa posición con aquel compañero que acababa de conocer, desnudo de cintura para abajo y más si éste estaba apunto de ponerle un supositorio, pero definitivamente era mejor que ir al médico.

Retiró sus manos y Chris aprovechó para dar dos azotes con aquella zapatilla, el objeto picaba sobre las nalgas del chico. —Espero que esa advertencia sirva, compórtate, cariño.— El pequeño asintió con lágrimas en sus ojos y dejó que el mayor pusiera así los supositorios, una vez terminado el trabajo subió la ropa del chico otra vez.

—Muy bien, pequeño, estoy muy orgulloso de ti, lo has hecho bien.— Por primera vez lo vio sonreír, se sintió bien, le habían dicho que Chris no se expresaba bien pero con él parecía todo lo contrario. —Gracias, Chris~..— Respondió con un hilo de voz algo avergonzado. —Acuéstate, te traeré el desayuno a la cama.— Después de decir eso, Chris dejó un beso sobre la frente del chico y salió de la habitación.

- - - 💫

HOLAA, sé que me tardé mucho en contestar pero tenía un gran bloqueo de escritor, de todas formas aquí les dejo una imagen que me recordó a los chicos.

(Wattpad la quitó pero dejó el link en comentarios).

El dibujo está hecho por @Airtexp un artista que se dedica a subir contenido a Twitter, les recomiendo mucho sus dibujos, chaoo. 🍃

@Aiden

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