𝐏𝐀𝐑𝐓𝐈𝐍𝐆 | ❝El amor es un secreto que los ojos nunca sabrán guardar.❞
Si le preguntaran a Irvine sobre su vida en la Mansión Malfoy, te respondería con un «fuera de mi vista». Si le preguntaran sobre su vida en Gryffindor, pensaría muy bien la...
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「 CAPÍTULO TRECE 」 【PRESENTACIÓN】
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Al día siguiente, Irvine se levantó mucho mejor que la noche anterior. Eso no quitaba el hecho de que sus ojeras desaparecieran de la nada, y eso le enfureció, ya que no conocía algún remedio para cubrirlas. Antes de bajar con todos, se vistió con un jersey de lana, de color verde. Y unos jeans de mezclilla.
Quería ir cómoda, lo más posible.
¿Que si tiritaba de los nervios?
Pues sí, sería muy egocéntrico de su parte si lo negara. Nadie entendería sus nervios por la situación en la que ella estaba, aún no asimilaba del todo que había vivido engañada diecisiete años.
Era difícil, y muy difícil.
Sería el día en el que conocería más a fondo a su verdadera familia, sus pelirrojos, la razón por la que era pelirroja, y de saber ya la verdad.
Deseaba con nervios que llegara la tarde para visitar a los Prewett. Era Navidad, e Irvine odiaba la Navidad.
Era una fecha muy célebre y especial para algunos, pero para ella era triste y negra.
No entendía por qué se celebraba.
Cuando bajó, estaban todos en la mesa, dispuestos a desayunar. Irvine miró a James, él se reía de algo que Sirius me decía, pero al verla, levantó la mirada de Sirius hacia su novia y se levantó con una sonrisa agradable.
Ambos juntaron sus labios cuando apenas estuvieron a centímetros de sus rostros. James la tomó de los hombros y le dijo:
—¿Cómo te encuentras hoy, esposa mía?
—Estoy bien —dijo, sin estar del todo convencida.
—¿Segura?
—Te lo prometo.
—Feliz Navidad, esposa mía.
Volvieron a unir sus labios con desespero y ganas. Irvine tomó a James de la mandíbula, acercándolo más a ella.
Él la sostuvo firme por la cintura, hasta que una voz les interrumpió.
—¡Un poco de disimulo, Merlín! —exclamó Euphemia, dramáticamente, pero a la vez sonriente.
