𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟽

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Tan pronto como terminó la película, JungKook se dio cuenta que ya era veintiséis, el último día que Jin tendría diecisiete años. Giró la cara y la acunó contra la de él, amaba el simple afecto en ese abrazo que le daba. Sabía que no debería de notarlo, pero Jin olía a Navidad, una cálida mezcla de la loción de afeitar y la colonia que había recibido como regalo. JungKook suspiró y apagó la televisión, deslizándose en el sofá y jalando a Jin con él hasta quedar acostados lado a lado en el sofá, no era algo fácil dado el metro ochenta y cinco de Jin y que JungKook no se quedaba muy atrás. Eso realmente solo era posible porque estaban muy juntos. Ellos solo seguían acostados ahí, hablando de la película, la universidad, cosas que Jin solo había soñado antes.

Jin sonrió. Esa inocente sonrisa junto con los ojos de cachorrito, tan intrigante, tan malditamente sexy.

—¿Por qué haces que todo lo que quiero en el mundo parezca posible? —Jin preguntó suavemente, presionando su cabeza contra una de las manos de JungKook, medio cerrando los ojos.

—Porque cuando tengas dieciocho, todo es posible, Jin, si lo quieres lo suficiente.

El veintiséis pasó lentamente, como un suave caramelo, como un lento río. JungKook no tenía turno hasta las seis de la mañana del día siguiente, en la mejor de las tradiciones infantiles, era simplemente haraganear alrededor de la casa de su mamá con la intención de relajarse y disfrutar de su familia.

NamJoon y WheeIn llegaron justo después de la comida, los niños corrieron a la cocina por galletas de navidad. Ellos dos se sentaron en la sala con JungKook y Jin. NamJoon sonrió cínicamente cuando vio a Jin con el feo suéter de este año, y WheeIn le dio un codazo lo suficientemente duro como para que gimiera. SeokJin estaba un poco preocupado por las bromas, pero aun así sonrió cuando WheeIn mencionó que NamJoon era afortunado de no haber recibido el suéter verde brillante en navidad. Después de un momento NamJoon salió del cuarto y JungKook lo siguió, murmurando algo acerca de cervezas. SeokJin realmente no escuchó, pero repentinamente estaba consciente de que estaba solo con una mujer que lo veía como si fuera un insecto en el microscopio.

—Entonces... —ella comenzó cuidadosamente. —No sé si JungKook te mencionó que soy doctora.

—No, él no lo menciono. Solo que tu marido era abogado y alto.

Ella continuó cuidadosamente.

—Sabes que como doctora estoy para ti, si necesitas cualquier cosa.

—¿Cualquier cosa? —SeokJin dudaba que ella pudiera ayudarle en cualquier cosa.

—Cualquier cosa médica.

—Oh. —él respondió, y se quedó en silencio. Aparentemente no había manera de que WheeIn lo dejara pasar.

—JungKook dice que te encontró durmiendo en la banca de la iglesia bajo la nieve. ¿Cómo te sientes después de eso?

SeokJin parpadeó.

—Bien, caliente. Me siento caliente ahora, y no estoy resfriado ni nada.

—¿Hay algo de lo que quieras hablarme? Lo que sea que me digas, sabes que quedaría entre nosotros.

—¿Exactamente acerca de qué? Te digo que estoy bien.

—JungKook dice que tienes heridas en la espalda. ¿Puedo revisártelas?

SeokJin se quedó con la boca abierta. Él le había mostrado eso a JungKook en confianza, y su nuevo amigo traicionó esa confianza haciendo que él quisiera acurrucarse en una esquina y esconderse.

𝙲𝙷𝚁𝙸𝚂𝚃𝙼𝙰𝚂 𝙼𝙸𝚁𝙰𝙲𝙻𝙴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora