𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟷𝟹

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—¡No quiero su dinero! —SeokJin bufó, paseándose por la pequeña sala junto a la cocina, el aire aún olía a las galletas que SeunGi había preparado. NamJoon, quien estaba manejando los papeles para que SeokJin fuera guardián estaba señalando que la madre de SeokJin había dejado una pequeña herencia, suspiró pacientemente.

—No es su dinero; es el dinero de tu mamá, ella lo dejó para JiSoo y para ti.

—Dinero manchado de sangre. —SeokJin murmuró seriamente alejándose de la mesa. Él estaba determinado a solo firmar los papeles para ser el guardián legal de JiSoo. NamJoon lo veía cuidadosamente y lamentaba el hecho de que sus nervios estuvieran al límite.

—Ser guardián de tu pequeña hermana significa que vas a tomar difíciles decisiones, Jin. Toma el dinero. —levantó los papeles moviéndolos dramáticamente. —Para la educación de JiSoo.

—Nosotros lo donaremos para caridad. —SeokJin dijo inmediatamente, doblando sus brazos sobre su pecho.

—Esa es una infantil manera de pensar, Jin. Necesitas comportarte como un hombre en esto.

SeokJin sabía que se veía asombrado, se sentía en shock ante las crueles palabras. Él era un hombre. Él tenía diecinueve años, veinte en poco más de dos meses, y habían pasado cerca de dos años desde que salió de su casa. Él había sido un chico indigente y había sobrevivido, había encontrado algo seguro para sí mismo y para su hermana. Ellos no necesitaban el dinero de nadie. Él no ganaba mucho en la tienda, pero era lo suficiente cuando ni él ni su hermana pagaban en donde quedarse.

—¿Qué jodidos? —finalmente logró decir con las manos en puño y acercándose a NamJoon. El otro hombre seguía de pie, había una pequeña diferencia en estatura, pero en constitución era enorme. NamJoon era fuerte, y SeokJin se sentía pequeño junto a él. La ira cedió y él visiblemente se derrotó cuando el abogado tocó suavemente su hombro.

—Lo siento, Jin, eso está fuera de orden. —NamJoon dijo y Jin vio el dolor cuando lo dijo. Negó con la cabeza tristemente.

—No, NamJoon, tu... —él no terminó la oración, simplemente tomó la pluma y firmó cada uno de los papeles. Los documentos como guardián y los de la transferencia de los fondos. Él vio a NamJoon, quien solo asintió en una muda aprobación y entonces sin palabras salió del cuarto, deteniéndose brevemente en el pasillo preguntándose lo que debería hacer ahora.

JiSoo estaba cocinando con SeunGi. Él podía oír los sonidos de las risas y el movimiento de las ollas, ambas cantaban junto a las canciones de la radio, y él sonrió. Era agradable oír reír a JiSoo.

El reloj en el vestíbulo mostraba cerca de las tres, y la tensión en él estaba en tal punto que él quería correr. Sabía que JungKook había estado teniendo turnos tarde toda la semana y que anoche había sido el último, antes de un descanso de dos días. Probablemente estaría dormido, pero Jin lo necesitaba, necesitaba a alguien, necesitaba gritar y tener a alguien que lo tranquilizara.

Tomó su chaqueta y el ruido de la bolsa en su interior lo tranquilizó, se puso sus tenis y en segundos estaba afuera de la puerta, sus piernas lo llevaron tan rápidamente como podían a la pequeña casa de propiedad de JungKook. Recorrió la entrada y salto los pequeños escalones hacia la puerta en donde tocó firmemente.

No pasó mucho antes de que JungKook respondiera, era obvio que él no estaba en la cama, pero claramente acababa de salir de ella. Su cabello estaba alborotado, sus holgados pantalones en las caderas y su pecho desnudo. En silencio se hizo a un lado y dejó que SeokJin entrara, quien no dudó, paso a un lado del adormilado hombre murmurando un hey.

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