𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟻

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TaeHyung fue directamente a la cocina cuando llegó. Ni siquiera los diez minutos que duró conversando con su mamá, pudieron hacer que no se sintiera cauteloso respecto al extraño que su mamá y hermana tenían en casa. Su esposa Solar tenía curiosidad y sus dos hijos, JiMin y Lisa, simplemente amaban todos los regalos así que realmente no tenían una opinión. TaeHyung llamó a JungKook a la cocina, Solar y SeunGi levantaron las cejas.

—Él es lo suficientemente grande como para lastimar a ambas, a mamá y a SoMi. —... puntualizó. —No puedo creer que lo dejaras en casa. ¿En qué estabas pensando?

—TaeHyung....

—No, no TaeHyung.

—TaeHyung, en serio, no sé por qué. Había algo acerca de él. Confié en él. Es navidad, hombre. Temporada de buena voluntad y todo eso.

—Temporada del asesino del hacha en la casa de nuestra madre. —TaeHyung gruñó, preocupado y sin miedo de mostrarle a su hermano lo que pensaba.

—No lastimaría a nadie. —dijo SeokJin desde el marco de la puerta con tazas vacías en sus manos. Al parecer había sido enviado por SeunGi a llenarlas. TaeHyung hizo un guiño y se movió rápidamente, acercándose al adolescente. JungKook lo veía casi desapasionadamente, mientras SeokJin se acercaba a su hermano de un metro setenta y siete.

—JungKook confía en ti, quien jodidos sabrá por qué. —TaeHyung bufó, jalando el brazo de SeokJin y haciendo que las tazas cayeran al suelo. Levantó las mangas de SeokJin. —¿Lo revisaste? —preguntó viendo sobre su hombro.

JungKook sintió que la culpa lo inundaba, seguida rápidamente seguida por el disgusto de saber lo que TaeHyung exactamente buscaba. Desesperadamente él miró a Jin. El chico estaba tratando de alejarse del agarre de TaeHyung, incluso cuando TaeHyung le giraba el brazo en busca de marcas, cicatrices o cualquier cosa que indicara que usaba drogas

—Yo no... —Jin empezó, su voz llena de shock y vergüenza.

—¿No qué? —TaeHyung presiono por la respuesta.

—Yo no uso drogas, nunca he usado drogas, ni siquiera fumo.

TaeHyung se apartó, la sospecha aún continuaba en su cara, enfrentando a su hermano.

—¿Lo investigaste? —Jin miró a JungKook, probablemente inconsciente de cuan vulnerable se veía y con los ojos sospechosamente brillantes a causa de las lágrimas. JungKook sintió culpa. Sí, él había revisado a Kim SeokJin de Richmond, Virginia.

No, no había reporte de persona desaparecida. Sí, su familia aún vivía ahí. Sí, él logró rastrear los registros de educación en casa de los últimos cuatro años. Todo como Jin lo había dicho. Él no le dijo nada de eso a TaeHyung, simplemente en silencio rezó para que su hermano se apartara y lo dejara a él tratar con eso.

—¿Chicos? —SeunGi llegó por detrás de Jin, dándose cuenta en qué terminó la conversación. —TaeHyung, deja en paz a Jin. Él es nuestro huésped, y debes tratarlo con amabilidad. Ahora regresa adentro, JiMin está desesperado por abrir los regalos.

TaeHyung se relajó y se alejó de Jin, siguiendo a su madre fuera de la cocina. JungKook esperó hasta que ellos dos estuvieran solos en la cocina.

—¿Me investigaste? —Jin dijo suavemente. —¿Ellos trataron de buscarme?

Claramente él solo quería una respuesta.

JungKook cerró brevemente los ojos y negó con la cabeza.

—Lo siento, Jin, pero no había nada que indicara eso.

La cara de Jin se quedó en blanco. JungKook odiaba lo que había hecho. La familia de Jin no se preocupaba por él.

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