Capítulo 10

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Pequeños rayos de sol entraban intrusos por la ventana hasta aquella habitación, despertando poco a poco a la pelinegra.

Al abrir los ojos, no encontró a la castaña al lado suyo, pesadamente se levanto mirando al rededor de la habitación en busca de ella, pero lo que encontró fue su ropa limpia, planchada y colgada, algo que la confundió pero no sé quejaba, ahora su ropa tenía el mismo olor que tenía el pañuelo que tenía en su departamento.

Aprovecho que la habitación estaba vacía para cambiarse con tranquilidad, un rico olor la guío hasta el comedor, dónde se encontraban Don Hermes, Nicolás y Betty sentados en la mesa, mientras Doña Julia iba sirviendo el desayuno.

-Doña Marcela, siéntese que se le va enfriar-  dijo Doña Julia con una cálida sonrisa invitándola a la mesa.

Esto era nuevo y abrumador para Marcela, ella estaba acostumbrada a desayunar sola y algo muy sencillo, pero aquí se veía un bonito escenario familiar, con comida casera y una plática tan amena entre todos. Su pecho emitió una calidez inexplicable, con timidez se sentó al lado de Betty, quién la recibió con una sonrisa.

El escenario era bastante alegre, Don Hermes con sus preguntas, sus típicas historias y refranes, Nicolás no dejaba de soltar chiste tras chiste que hacía enojar a Don Hermes por sus ocurrencias, y Betty solo reía con esa risa tan única que ella tenía.

Esa sensación, aunque nueva, le llenaba el corazón, deseaba tener algo igual, con su propia familia, si es que llegaba a tener una. Era tarde para poder tener algo así con sus hermanos, incluso si lo intentaba, no sería nada comparado a esto.

Se dirigieron a la empresa con una amplia sonrisa cada una, la pelinegra dejo a Betty en una esquina cerca de la empresa, para no levantar sospechas, ese sería un lindo y agradable día.

                         (...)

Este era el día más desastroso que pudo haber tenido en su vida, llegando a la empresa se encontró con el regaño y griterío de Armando,  recriminando le que no llego a dormir al departamento.

- Fui de Rumba con unas amigas y me quedé a dormir en casa ajena, no es para tanto Armando- se excuso rápido, al parecer Marcela no era muy buena inventando excusas coherentes.

- ¿De Rumba con quién?, Claro si es que se puede saber- Armando ya estaba hirviendo de rabia, haciendo que solo Marcela se empezará a poner del mismo modo.

- Fue conmigo- la peliteñida hizo acto de presencia en la escena, escuchando el escándalo sabía que debía entrar en rescate de su amiga, aunque no se lo pidiera- Ay Armando, Marce necesita desestrezarse, el trabajo, la boda, la tienes como loca trabajando.

- ¿¡Y a usted quien la llamo peliteñida?!, Este problema es entre MI prometida y yo

- Armando, que no se te olvide que también es MI amiga, estaré aquí para defenderla de cualquiera si es necesario, por qué nisiquiera un frenton cuatroojos cómo tú le va a levantar la voz- tanto Armando como Marcela quedaron completamente sorprendidos, no titubeó ni se retracto de lo dicho, tomando la mano de Marcela sacándola de presidencia.

-Gracias Patricia, te debo una

-No hay de que - Patricia le dio una pequeña sonrisa, Marcela notaba que algo iba mal, que algo estaba raro con Patricia, pero lo dejo pasar.

              •°•°•°•°•°•°•°•°•

Betty había escuchado todo el escándalo afuera de su oficina, incluso como Patricia defendió a Marcela, ahora estaba preocupada, ya habían sospechas, tal vez no que den con ella, pero siempre las mentiras salen a la luz, eso lo sabía perfectamente.

Marcetty "Un contraataque"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora