Monstruos...

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El pequeño Diego despertó en plena 

madrugada. Un ruido proveniente del armario

le mordió los nervios.

Era él... era el monstruo. Nadie quería creerle 

pero él estaba seguro de haberlo visto. No

estaba loco, no lo inventaba.

Asustado, solo, tembloroso, se acercó 

lentamente al armario. Una vez allí 

Apretó los dientes, se secó el sudor y coloco

las manos en la puerta.

La abrió súbitamente. 

Ya dentro,

 Encontró a su hermanita.

-Diego, buenas noticias: ya me he desechado 

del monstruo- dijo la niña.

Mientras masticaba un último trozo de carne.





                                            CUENTOS PARA MONSTRUOS




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