Él golpeaba,
la golpeaba con salvajismo,
la golpeaba con frenética persistencia,
la golpeaba con todas sus fuerzas.
Pero no fue suficiente.
En algún momento, aquel niño ya no
pudo seguir golpeando, pues su cuerpo
quedó inmóvil debajo del agua.
Entonces la mujer finalmente lo soltó
y luego se alejó de la tina.
La luna lloró toda la noche.
CUENTOS PARA MONSTRUOS
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¿Las cosas pasan por algo, no?
Short StoryCuentos para monstruos, microrrelatos que te dejaran sin aliento.