He salido a dar un paseo,
a comprar un café,
y me he encontrado con lo imposible,
con lo inevitable.
He descubierto la magia.
La descubrí en tus ojos,
y en esa mirada tuya
que no hace otra cosa
más que sonrojarme,
al encontrarte viéndome
de reojo.
Está en tus manos,
que son capaces
de hacerme temblar,
de hacerme dudar.
Está entre tus piernas,
siendo un secreto,
un impulso,
un pecado.
Está ahí, contigo,
en la imposibilidad,
porque no eres mío.
Porque será atemorizante,
pero no es inevitable.
¿Es entonces imposible?
O es solo incorrecto.
Hay tantas cosas hermosas
que yo quisiera darte.
Porque mereces todo lo bueno,
pero no eres mío.
¿Y cómo hacerle,
para darte todo esto
que vive dentro de mí?
Si no eres mío.
Si no te pertenezco,
si no te puedo tener.
¿No puedo, o no debo?
Me encanta encantarte,
pero no eres mío.
Me encanta besarte,
pero no eres mío.
Me encanta hacer el amor contigo,
y que después el amor nos haga
a nosotros,
pero no eres mío.
Y no sé si es un reclamo,
o un cumplido.
Pero estoy seguro
de que es una confesión,
atrevida e indómita,
sin vergüenza ni cuidado.
Quiero gritar que te quiero,
que me muero por estar contigo,
que quisiera ser más que tu amigo,
que te deseo, pero no eres mío.
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Te dedico la luna
PoetryUn día te encontré ahí, en esa cafetería, como si estuviéramos destinados a conocernos en ese preciso instante. Como si nos hubiésemos conocido en otra época. Como si el pacto que hicimos hace algunas vidas estuviera funcionando realmente. Estos po...
