🤍| 01 Roba almas |🤍

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Astaroth

Estaba ansioso, eufórico, desesperado y aburrido mientras seguía esperando sentado sobre mi trono de ébano, alto e imponente, contemplando a mi alrededor esa tiniebla roja y negra, jugando con mi serpiente que se paseaba por mi mano izquierda y sobre mi cuello sin ninguna preocupación. Sentado a mi derecha estaba Puchi, mi leal y mejor amigo dragón infernal.

A lo lejos escuchaba el grito de alguna que otra alma, seres y espíritus vagando por aquel sitio infernal y el de mis legiones acatando mis órdenes.

Solté un soplido y me quité a mi serpiente del cuello para enrollarla entre mis dedos y nudillos. La miré mientras ella se arrastraba entre mis dedos.

Solté un nuevo soplido, dejé caer mi cabeza hacia atrás y escuché que Puchi hizo lo mismo.

-Que aburrimiento- resople.

-¿Que no tienes que acudir a alguna invocación o algo?

Su voz tan gruesa retumbó a mi alrededor, sacándome de mi estado de paz y aburrimiento.

-Cómo a quinientas- cerré los ojos.

-¡¿Y luego?!

-Que tengo algo más emocionante y divertido que hacer hoy, que atender una invocación...

-... quinientas.

Mire a Sargatanas.

-Eso.

Negó con lo que tenía como cabeza. Lo mire con el ceño fruncido y me acomode en mi trono tan acogedor.

-¿Dónde está el perro de tres cabezas con alas?

-¿Nebiros?- lo ví con una ceja alzada afirmando a su pregunta -. Ah- le quitó importancia al tema con una extremidad de su cuerpo -, lo de siempre, gobernando sobre sus espíritus.

Ahora lo mire con ambas cejas alzada.

-¿No deberías de estar haciendo lo mismo?

-Puede

Lo mire con los ojos entrecerrados.

-¿Qué haces exactamente aquí Sargatanas?

Me miró de reojo, con un par de ojos de todos los que tenía y camino de un lado a otro, dejando una niebla y aura negra a su alrededor, Puchi se enderezó a mi lado sentándose e imponiendo.

-Vigilándote- contestó por fin.

Solté una carcajada que resonó a mi alrededor, chocando con aquellas paredes rojinegras adornadas con exquisitos canecillos y adornos de ebanistería que construyen parte de mi castillo, alrededor mi trono.

-El subordinado vigilando al duque- dije entre risas -, amaneciste con almas nuevas para tu colección de espíritus para andar tan gracioso.

-Yo nunca bromeó Astaroth

-Pues está fue la excepción

-Hablo enserio

-Yo igual

Deje de reír, mi víbora seguía jugando y arrastrándose sobre mi brazo izquierdo que descansaba en un reposabrazos de mi trono.

Paraíso Terrenal © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora