Capítulo 1

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- Los viejos tiempos

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- Los viejos tiempos.

Temporada 1.

Estaba en aquel hospital, abandonado y roto. Donde había visto por ultima vez a su padre, y donde murió. Caminaba lentamente hasta la puerta donde se oían gritos y suplicas, sin darse cuenta en su mano tenia un ramo de flores. El mismo que le dejó en la habitación a su padre. Se iba acercando hasta el pasillo que se atravesaba por el caminó, pero una sensación rara la hizo detenerse.

Su pecho subía y bajaba por la tensión, tenia miedo y no sabia por qué. Pudo ver como una horda de caminantes doblaba en el pasillo, dirigiéndose a ella. Caminó unos pasos para atrás, soltó el ramo y comenzó a correr, lo mas rápido posible. Al doblar en la primera esquina que vio, otra horda de caminantes apareció y de fondo se podía escuchar a su padre llamándola.

Volvió para atrás, siguiendo el camino que seguía el pasillo, cuando por fin vio la salida un caminante se le atravesó, tirándola al suelo. Era su padre, podía ver el espacio gigante que le había dejado la bala, la causante de su coma. Gritó horrorizada mientras peleaba con todas sus fuerzas para que no la mordiese, pero se estaba cansado.

- ¡¿RUTH?! ¡DESPIERTA, MALDICIÓN! - Los gritos retumbaron el lugar, vio por último a su padre sonreírle antes de despertar. Se sentó rápidamente mirando a su madre. - Fue una pesadilla. - Le dijo mientras la abrazaba. - ¿Soñaste con el?

- Si. - Respondió separándose de ella.

- Ven a comer algo. - Su madre se paró y salió de la tienda. Suspiró cansada, mientras se paraba y salía, observando el hermoso día. Casi siempre soñaba con su padre, la hacia sentir culpable haberlo dejado ahí, solo. Pero Shane había convencido a Lori de que Rick había muerto, poco después de haber dejado la cuidad.

Observó a Carl, sentado al lado de su madre mientras esta doblaba la ropa del menor. Tomó una manzana que había encontrado hace poco cerca del campamento, no sabia si era seguro pero tenia mucha hambre.

- Hola. ¿Alguien escucha mi voz? - Se escuchó por la radio. Amy corrío hacia esta, y la tomó con desesperación.

- ¿Hola?

- ¿Pueden oírme?

- Si, te escucho. Cambió. - Contestó, Ruth se colocó al lado de su hermano sacudiendo su pelo mientras que comía la fruta, sin importancia alguna.

- Si alguien me recibe, por favor responda. Me dirijo a Atlanta en la autopista 85. Si alguien me escucha, conteste por favor. - Dando por hecho que no podía escucharlos.

- Estamos justo afuera de la cuidad. - La conexión comenzó a fallar. - Demonios. - Dijo Amy, mientras intentaba arreglar la radio. - No me escuchó. No le pude advertir.

- Trata de localizarlo de nuevo. - Shane apareció por unos arboles, acercándose a la radio. - Ven hijo, sabes mejor que nadie como funciona esto.

- Hola, hola. ¿Continúa al aire la persona que llamó? - Dijo tomando la radio, pero nadie respondió. - Soy el oficial Shane Walsh. Trasmitiendo a la persona desconocida. Por favor, responda. - Luego de un rato, dejo la radio en su lugar. - Se fue. - Ruth miró a Shane, conocía al señor desde que era una niña. Shane y Rick siempre fueron grandes amigos, y el siempre jugaba con ella junto a sus muñecas. Recordaba que cuando iba a cenar a su casa, había helado de postre. Era una de las razones por las cuales amaba que el hombre vaya.

No se llevaba mejor ni peor cuando ella creció, Ruth se había vuelto mas seria con el desde que obligó a su familia a abandonar a su padre en aquel hospital. Pero sabia que lo había hecho también por su seguridad, tampoco lo odiaba. Solo... era indiferente con el.

- Hay otros. No solo nosotros. - Habló su madre.

- Sabíamos que los habría, ¿verdad? Por eso dejamos prendida la radio. - Le dijo Shane, sin mirarla. Notaba algo de tensión entre ellos por un largo tiempo, era sospechoso.

- Nos sirvió mucho. - Respondió Ruth, con ironía. - Desde hace semanas estamos diciendo de poner carteles para que la gente se aleje de Atlanta. - Tiró lo que quedaba de manzana a un lado, mirando todavía al señor.

- La gente no sabe en donde se está metiendo. - Amy dijo con tristeza.

- Bueno, no hemos tenido el tiempo.

- Debemos hacernos el tiempo. - Su madre la apoyó.

- Si, es un lujo que no nos podemos dar. Aquí sobrevivimos día a día. - Shane se levantó, enfrentando a las dos mujeres.

- ¿Y a quien proponen que enviemos? - Habló Dale, el anciano dueño de la casa rodante. Ruth amaba las historias de Dale le contaba, y se sentía muy bien con su compañía.

- Iré yo. Denme un vehículo, y lo haré. - Ruth ahora miraba a Dale.

- Nadie va solo a ninguno lado. Lo sabes. - La chica miró a Shane, con odio. Volvió a sonreír mirando hacia abajo.

- Si, señor. - Respondió. Lori apartó la mirada del hombro y se fue, seguida del mismo Shane.

- ¿Pesadillas? - Dale se acercó a ella, los dos miraron hacia el precipicio donde arriba se encontraba el campamento.

- Si. - Respondió con una sonrisa. - Es nuevamente lo mismo, siempre. Ese hospital, la horda de caminantes siguiéndome y mi padre convertido.

- Debe ser duro recordar así a tu padre.

- Lo es. Pero se que con el tiempo, dejaré de tenerlas. - Miró hacia el bosque, luego volvió al anciano. - ¿Has visto a Daryl?

 - ¿Has visto a Daryl?

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𝘞𝘈𝘓𝘒𝘌𝘙 𝘉𝘓𝘖𝘖𝘋 - DARYL DIXON.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora