Capítulo 4. Pa' llegar a tu lado

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(Suena en la mesa de madera el fondo del vaso  vacío, detrás de Armando suena la lluvia caer)

- ¡Discúlpeme, Señor! Pero ya es hora de cerrar ¿Gusta que le llame a un transporte para que se vaya a descansar a su casa? el cantinero llamaba a Armando para que se retirase de su cantinita.

- ¡No gracias! Me encuentro bien, sólo un poco cansado, me iré caminando; nos vemos mañana, te encargo el lugar y dile a las chicas que no se olviden de limpiar las mesas.

- ¡Claro que si, Don Armando! ¡Vaya con Dios! Cuídese en el camino, lo vemos mañana.

Armando se había parado lentamente de su silla y medio tambaleante se fue a su casa, sin importarle que la lluvia lo estuviera mojando al caer, con la mirada cabizbaja, sólo en su mente se encontraba Sofia y la última imagen de ella de ese dia.

En el camino sólo repetía: "Gracias a tu cuerpo doy... Por haberme esperado; Gracias a tus brazos doy... Por haberme alcanzado; Gracias a tus manos doy...Por haberme aguantado...Tuve que perderme... tuve que alejarme... tuve que quemarme pa' llegar a tu lado... ¿Y para que? Solo me heriste en lo más profundo del corazón... nunca pensé que llegarías tan lejos en pleno día de nuestra boda"

Armando se encontraba desterrado, solo habia pasado una semana desde lo ocurrido, en ese momento un vehículo se le emparejó, era Gustavo quien lo llamó para llevarlo a su casa, a lo que éste se negó y caminaba por la orilla de aquellas solitarias calles.

Gustavo, quien era su mejor amigo, le pitaba y le gritaba: "ARMI... VEN... SÚBETE... QUÉ TIENES UNA EMPANADA MENTAL TIO" 

"¡QUE TE VAYAS A FREIR ESPARRAGOS! LÁRGATE MAL NACIDO Y DÉJAME EN PAZ MALA LECHE"

"¡HEY....ARMI... QUE TIENES LA MOSCA DETRÁS DE LAS OREJAS!"

"¡QUE TE LARGES TE DIGO! NO QUIERO SABER NADA DE TÍ, ME TIENES HASTA LAS NARICES"

"¡DEJA DE HACERTE UN LÍO! ¡VEN, SUBE! ¡TE LLEVO!"

"¡QUÉ TE LARGES, TE DIGO! ¿ACASO NO TIENES QUE COMERTE UN MARRÓN?"

"¡HEY TIO! ME LO ESTOY CURRANDO Y VEN; DEJA DE TENER MUCHO MORRO"

"¿ACASO ESTÁS COMO UNA CABRA? OTRO GALLO CANTARÍA ¡LARGATE MAL NACIDO Y DÉJAME EN PAZ MALA LECHE!"

"¡DEJA DE MONTAR UN POLLO! ¿ACASO NO QUIERES COTILLEAR?"

"¡QUE NO! ¡LARGATE MALA LECHE!"

Después de haber gritado Armando, se va corriendo y se mete a los matorrales del costado de la autopista por donde andaba, de tal modo de perder de vista el rastro de Gustavo; Armando se metió a lo profundo de aquellos matorrales hasta llegar a la orilla de un lago, al acercarse buscó una piedra en donde montarse para descansar un poco, ya que al estar bajo mucho trago comenzaba a marearse.

A lo lejos, sólo se oía el quemado de llantas del vehículo de Gustavo, era tan solitaria la noche que se podía oir hasta los grillos cantar en aquél lago, al sentarse en aquella piedra en forma de pico, tomó aire y se tumbó para mirar aquel cielo estrellado.

Las luminarias de la noche junto con la luna daban un bello panorama melancólico para Armando y para así ponerse a seguir pensando en todos aquellos sentimiento encontrados después de ver al que se supone era su amigo; y recordar aquella escena de placer que Sofia tenía con Gustavo.

Licenciado CantinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora