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No No No No No No No No NO Nonono Nonononono

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No
No
No
No
No
No
No
No
NO
Nonono
Nonononono

Jeongin tomó su computador entre sus manos.

—No, mierda, no. Vive, por favor.

Todo estaba oscuro y sin funcionar. Rendido, Jeongin dejó la computadora en su lugar.

—No hay luz —dijo encendiendo y apagando el interruptor una y otra vez—. La puta madre, seguramente perdí mi lugar.

Salió de la habitación hasta la sala, no estaba por completo a oscuras, ya que las ventanas estaban abiertas y todavía no había anochecido; así que podía moverse con facilidad por la casa.

—Maldita sea, esto no está pasando —escuchó a Chan y lo miró, el joven estaba sentado en el sillón viendo su celular—. Se fue la luz, estoy sin datos y ahora sin internet —se dejó caer de espaldas y con la cabeza hacia atrás—. Si hubiera sabido que esto pasaría me hubiera ido con mis padres.

—Por dos —dijo el mayor—. ¿Tienes crédito? —preguntó—. Podemos llamar a la compañía, para ver qué pasó con la luz.

—No, no tengo, ¿y tú?

—Tampoco —miró por la ventana hacía la casa vecina—. Ellos tienen luz, ¿por qué nosotros no?

—Y es por eso que siempre le digo a mamá que pague el recibo a tiempo, seguramente la cortaron.

—Qué aburrido —Jeongin hizo un puchero y fue hasta la cocina para buscar algunas galletas y café.

—No sé, pero me pondré a jugar un rato al menos... Joder, tengo diez por ciento de batería —Chan quería llorar.

—Hay libros en la biblioteca, puedes leer.

—Ajá, ¿y con qué luz? Pronto oscurecerá —bostezó y se levantó del sillón, si su madre estuviera ahí, seguramente le hubiera aplaudido por dejar el teléfono.

—Tienes alguna idea de que hacer mientras llega la luz.

—No exactamente supongo que esperar a que me de sueño para irme a la cama —le dijo Jeongin bebiendo de su café y ofreciéndole una galleta.

—Si tan sólo pudiera hacer eso, pero tengo insomnio desde hace días, mi mamá culpa al celular.

—Las madres culpan al celular por todo —sonrió Jeongin sacando la caja de leche del refrigerador—. Típico de ellas, si me da fiebre es...

—Culpa del celular —le interrumpió Chan y Jeongin se echó a reír.

—El otro día iba caminando en la banqueta y pues había varias botellas de vidrio, creo que eran de cervezas, todas estaban tiradas entonces pasó un auto a toda velocidad y al chocar contra las botellas las lanzó haciendo que se estrellaran contra la pared demasiado cerca de donde estaba —señaló una cicatriz en su mejilla—. Una pieza me corto y ¿sabes lo que dijo mamá? Que era mi culpa, por no fijarme por dónde caminaba; por estar con el celular. Lo más chistoso es que sólo llevaba los audífonos, mi celular iba guardado en mi bolsillo.

—Diablos, nunca me ha pasado algo así, tendré cuidado por donde camino.

—Realmente tampoco iba prestando atención y no era por el celular, simplemente no imagine que las botellas saldrían volando y se estrellarían contra la pared, no voy por la calle pensando en las posibilidades de morir.

—Entonces debes ver mil maneras de morir, después de ver un maratón estuve todo el tiempo paranoico de lo que podía pasarme en la calle, lo superé con los días.

Ambos sonrieron y se movieron hasta el sillón para platicar.

Ambos sonrieron y se movieron hasta el sillón para platicar

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¡Mierda, no hay internet! ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora