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—No eres tan aburrido —dijo Chan—

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—No eres tan aburrido —dijo Chan—. Pensé que eras todo un nerd porque escuché de mamá que recibes reconocimientos cada final de parcial.

—Supongo, mi madre exagera presumiendo eso, sólo me va bien y tengo suerte. En realidad, no estudio y lo dejo todo a la interpretación.

—Pues igual no estudio, pero supongo que mi interpretación es malísima porque mis calificaciones son una mierda, debería estudiar más, pero me aburre, sobre todo saber que no es algo que usaré para la adultez. No es como que vayamos haciendo sumas con "x" o "yes" de un lado a otro.

—Todos dicen lo mismo —Jeongin se burló—, supongo que tienen su propósito para los que se quieran dedicar a algo relacionado.

—Y no soy de esos —comentó Chan, recostándose en el sillón—. Heredaré el negocio de papá de todos modos.

—Por dos —dijo Jeongin recostándose en el otro sillón—. Esto es aburrido —agregó, mientras estiraba los músculos—, deberíamos hacer algo, jugar algo.

—¿Cómo qué? ¿Verdad o reto?

—¿Sabes jugar las cartas españolas? —preguntó Jeongin, Chan asintió—. Pues juguemos, pero con dinero.

Chan palmeó sus bolsillos.

—Para ser sincero, no traigo efectivo —dijo tímido.

—Entonces saca la chequera —se burló y Chan sonrió con él.

—Mucho menos traigo una chequera —mencionó—. Hay que cambiar el dinero por otra cosa, tal vez retos o algo por el estilo.

—¿Qué te parece prendas? —Jeongin le dijo, buscando la baraja entre las cosas de su padre.

—¿Hasta el final? —preguntó nuevamente, con algo de timidez, el menor.

—Hasta el final —le respondió Jeongin muy seguro—. ¿O qué, te rajas?

El comentario empezó picar el orgullo de Chan y no dudo al decir:

—Para nada, te haré perder, Yang —declaró—. Luego tomaré una foto de ti, con la poca batería que me queda, para recordar tu pérdida.

—Uy... mientras no la uses para otras cosas.

Chan se sonrojó fuertemente, pero negó.

—Pues parece que, al que le gusta ver cuerpos de hombres desnudos, es a otro. Yo no fui quien hizo la propuesta.

Jeongin sonrió ladinamente dejando caer las cartas en la pequeña mesa de centro.

—Empecemos, Chan.

—Empecemos, Chan

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¡Mierda, no hay internet! ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora