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⋆🍃⋆ ─── SE PODÍA TENER UNA VIDA normal si eres un devil hunter, la respuesta sería un rotundo no. Para la cuarta división especial sería una delito si sus vidas fueran como cualquier civil normal, en especial para Agatha Kagaya.
Días habían pasado desde que había visto por última vez al de coleta y al rubio. Kishima y Thina tuvieron semanas de trabajo y ya estaban hasta la coronilla de tantas tareas al eliminar demonios, agradecían al mismísimo Dios que por fin les asignaron trabajar con la mayoría de la división especial.
Por los pasillos del hospital se escuchaban los murmullos de dos jóvenes, el rubio y la azabache discutían en voz baja sobre quién haría la cena esa noche, pues se turnaban para hacerla ya que Agatha les había enseñado varias recetas. Su maestra siempre les decía que era mejor que sepan esas cosas básicas, podría ser útil para cualquier caso de emergencia.
Un silencio se formó cuando entraron al pasillo correspondiente que daba a la habitación de Denji, vieron a una muchacha de cabello rubio con cuernos y a Himeno a su lado con una cara aburrida. Agatha se acercó a ambas chicas y se acuclillo frente a la oji-azul, ignorando por completo a la chica que se encontraba de pie.
―Agatha ―murmuró Himeno con una sonrisa.
―Ey, veo que se divirtieron sin mí ―dijo con una sonrisa de lado.
Himeno negó con su cabeza manteniendo su sonrisa. Agatha se enderezó y observó con atención a la rubia, la cual miraba por la ventana sin prestarle atención. Kishima y Thina se sentaron al un lado de la ojiazul iniciando una conversación, ajenos a lo que la ojiperla hacia.
―Así que tú eres la famosa poseída ¿Eh? ―habló llamando la atención de la chica.
―¿Y quién eres tú bellaca? ―preguntó mirándola una sonrisa burlona.
―No es asunto tuyo ―respondió cortante.
Cuando la rubia estuvo a punto de quejarse, la puerta fue abierta, Aki salió de la habitación con la mirada en sus pies, para luego levantarla encontrándose con la espalda de la peliazul.
