besos prohibidos | sebastian vettel
- sus besos sabían a champagne y locura,
sus manos sobre su cintura se sentían correctas,
su aroma a colonia costosa se mezclaba
perfectamente con el olor a deseo de ella.
no era correcto, ya se lo habían adverti...
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Nunca nevaba en Mónaco.
Aún en los días de invierno la temperatura no baja tanto, los días solían estar fríos, las tardes también, pero la nieve en Mónaco no era algo que se viera muy a menudo, todo lo contrario.
Todos los que vivieran en Mónaco sabían eso, que al menos el 85 por ciento del año el país entero estaba completamente soleado.
Bianca Wolff odiaba la nieve.
Desde que era pequeña y su padre la llevo a pasar la navidad en Austria con sus abuelos cuando ella tenía siete, supo que odiaba la nieve.
Era demasiado fría, sus manos se congelaban aún con guantes, las bolas de nieve eran duras, hacer muñecos era complicado y ni hablar de todos los accidentes que podían ocurrir por las bajas temperaturas y los lagos congelados.
Además, la nieve se relacionaba con la navidad.
La navidad era un sentimiento agridulce.
Por un lado le encantaba recibir regalos, también darlos, pasar el día con su padre, con sus hermanos menores y con Susie era encantador, siempre lo había sido. Le parecía fascinante dedicar días enteros a buscar el regalos perfecto para sus amigos, los intercambios y los juegos que involucraban alcohol y regalos. Además, desde que había conocido a Lewis, él siempre le había dado el regalo perfecto. Incluso desde el primer año que lo conoció, cuando aún no tenían una relación tan estrecha, su regalo fue el mejor. No se trataban necesariamente de regalos caros o grandes, eran simplemente perfectos, y siempre eran sus favoritos.
Por el otro lado, la navidad le recordaba al hecho de que sus padres ya no estaban juntos, al olor de las galletas que horneaba su mamá en navidad, y al primer año en el que no pasó las fiestas con sus padres. Cuando se dio cuenta de que no era una pelea más y que no volverían.
Y aun así ahí estaba, en la mañana de nochebuena, en la casa de su familia en Mónaco, con varias cobijas encima mirando la nieve caer por la ventana de la sala.
Que mierda de navidad.
Hacia un par de días que no hablaba con Sebastian, no por nada en particular, simplemente ella no le había escrito y él tampoco.
Daniel le había dicho que no podría ir a visitar, Carlos pasaría las fiestas en España, y era el primer año desde su llegada a Mercedes que Lewis no iría para nada con los Wolff.
Definitivamente no era la navidad que le hubiera gustado.
