besos prohibidos | sebastian vettel
- sus besos sabían a champagne y locura,
sus manos sobre su cintura se sentían correctas,
su aroma a colonia costosa se mezclaba
perfectamente con el olor a deseo de ella.
no era correcto, ya se lo habían adverti...
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A veces las cosas no salen como uno quiere.
A veces tus planes tienen que cambiar sin razón aparente.
A veces cometes errores que dañan por siempre tu relación con las personas que amas.
A veces esas relaciones sanan, a veces no.
A veces terminas arruinando todo por seguir con lo que en un inicio creíste correcto. Bianca sabía eso.
(...)
Habían pasado 46 días desde que el incidente sucedió.
46 días desde que Lance Stroll besó a Bianca Wolff frente a los reporteros, frente a su padre, frente a sus amigos, sus confidentes, frente a Sebastian, su Sebastian.
Nada bueno había resultado de eso.
Empezando por los reporteros, no desaprovecharon las fotos ni la historia de ninguna manera, y en cuestión de minutos las fotos de los jóvenes circulaban por todo internet con titulares haciendo referencia lo enamorados que estaban y lo lindos que se veían; lo frescos y el amor jovial que emanaban, el beso que parecía nimio pero que ambos significaba más que el mundo entero, aún que se tratase de distintos motivos por el cual su corazón se aceleró en ese momento.
Lawrence tan iluso, tan ajeno, tan incomprensivo ante el hecho de que, de hecho, la mujer frente a él no parecía compartir sus sentimientos. Stroll, tan irresponsable e impulsivo. Lance, quien permitió que sus deseos más íntimos dominaran sobre su razón; quien no pudo advertir que estaba en un error sino hasta que ya era demasiado tarde.
Torger quien, entre confusión y cierto alivio, no pudo evitar pensar en Sebastian y en su hija, el hecho de que realmente no estaban juntos. Wolff: desorientado, desconcertado, azorado. Toto, únicamente preocupado por hablar con su hija, pedir explicaciones que sabía que no estaba obligado a recibir.
Daniel, Pierre y Carlos, los tres juntos, unidos y encontrados por una razón aparte del deporte. Ricciardo, Gasly y Sainz, la tripleta que ahora compartía emociones confundidas y mezcladas, entre molestas y preocupadas. Danny, Pierre y Carlos, ahora más interesados en por qué su mejor amiga había besado al compañero de la persona de la que estaba enamorada.
Mick, quien solo andaba por el paddock, viendo la escena aterrorizado. Schumacher, con más de mil preguntas rondando por su cabeza, incluyendo el cómo estaría Sebastian cuando se enterará, el por qué Bianca había hecho eso. Mick, solo y confundido con nadie más que si mismo para resolver las dudas que azoraban su mente.
Lewis, entre confundido y molesto porque Bianca nunca le había dicho que estaba con Lance. Hamilton, creyéndole ahora a Bianca sobre que los roces con Sebastian y los abrazos un poco muy largos no se trataban de nada más que de una amistad sincera. Lew, preocupado por encontrar a Bianca al ver que no se sentía cómoda en eso beso, pedirle perdón por todo lo que había dicho, decirle que ya había entendido.
