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•Veía atento los cabellos rubios que el sol acariciaba con delicadeza, los cuales descansaban entre la almohada y la nuca de la mujer a la que le pertenecían. Sus labios, entre abiertos y suaves, besaban la almohada, y sus pestañas descansaban sobre sus ojos cerrados.
Sebastian no pudo hacer nada más que sonreír para si mismo.
Tuvo el impulso de tocarle el cabello, de pasar sus dedos por su cuello, de delinear su clavícula, de masajear su nuca. Pero se contuvo.
Si algo tenía Sebastian, era autocontrol, sin embargo en los últimos meses había aprendido que tenía una debilidad y era ella.
Ella lo hacía perder el control.
Nunca se había sentido sin control hasta que la conoció.
Sabía que estaba mal estar con ella, sabía que estaba mal haberla deseado tanto como lo hizo en un primer momento, sabía que estaba mal tenerla.
Pero aún así no podía evitarlo.
No podía evitar mirarla a los labios cada vez que hablaba, no podía evitar que las imágenes de sus besos se repitieran cada vez que la veía, no podía evitar querer olvidar todo y besarla frente al mundo entero.
Si hubiera sido cualquier otra persona, nunca hubiera hablado de más, probablemente no la hubiera acompañado cuando fue a buscar a Lance, nunca hubiera leído Anna Karenina, nunca le hubiera seguido tanto el juego, nunca hubiera hecho nada, no después de enterarse de su edad y de que era hija del director de Mercedes.
Pero no era cualquier persona, era Bianca, su Bianca.
Volvió a sonreír, pensando en eso, en que era suya.
No necesitaba decírselo o confirmárselo, él ya lo sabía. Completamente, en alma y cuerpo, era suya.
—¿No te dijeron que es de mala educación quedarte mirando?—Dijo Bianca moviéndose ligeramente mientras bostezaba.
—¿Cómo evitarlo cuando se trata de ti?—.
Ella simplemente sonrió y escondió su cabeza en la almohada, claramente sonrojada.
—¿Dormiste bien?
—Horrible, esta cama es muy pequeña para dos personas—Dijo mientras Sebastian fruncía el ceño.
—Bueno, linda, no se supone que sea para dos personas—.
Ella sonrió.
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forbidden kisses | sebastian vettel
Fiksi Penggemarbesos prohibidos | sebastian vettel - sus besos sabían a champagne y locura, sus manos sobre su cintura se sentían correctas, su aroma a colonia costosa se mezclaba perfectamente con el olor a deseo de ella. no era correcto, ya se lo habían adverti...