CAPÍTULO 3

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Me desperté sobresaltada sintiendo mi cuerpo temblar, mi vista no lograba enfocarse y podía sentir el sudor recorriendo mi nuca y frente. A mi lado alguien se movió y vi un cuerpo ponerse arriba de mí, de lejos escuchaba una voz pero mis oídos eran invadidos por un pitido. Unas manos tibias me tomaron por los hombros sentándome en la cama para que pudiera respirar mejor, una de esas manos se pasó a mi espalda para hacer masajes en forma de círculos, mientras que la otra mano acariciaba el dorso de mi mano derecha. 

—Respira hondo, muñeca—me dijo Bellamy capturando mi rostro en sus manos—Respira y suéltalo lentamente. Así, muy bien—al igual que yo él se encontraba haciendo la misma acción. 

Después de unos minutos de estar haciendo respiraciones para intentar calmar mis nervios, dejé soltar un suspiro dejando caer mi cara entre mis manos. Desde hace dos semanas llevaba teniendo pesadillas siendo la mayoría de Monte Weather; soñaba con las almas de las personas retorciéndose de dolor en la oscuridad. También tenía pesadillas de mi infancia las cuales me recordaban los traumas que viví en el Arca. 

—¿Te encuentras mejor?—preguntó Bellamy con voz suave, sin dejar de dar masajes a mi espalda. 

—Yo... creo que sí—respondí ladeando mi rostro para verlo—¿Qué hora es?

Bellamy estiró su brazo hacia la mesita de noche para tomar su reloj, encendió la pequeña lámpara para poder ver la hora. 

—Las cuatro y media—contesta haciendo que yo lance un bufido de frustración. 

—Lo siento, lo volví a hacer—me levanté de la cama para ir al baño a lavarme la cara. Bellamy me siguió detrás—Vuelve a dormir, Bell. En un rato te alcanzo. 

—No podré dormir sabiendo que tú no estás bien—contesta recargado en el marco de la puerta del baño. 

Apoyé mis manos en el tocador del baño mirando mi reflejo en el espejo. Mis ojos estaban rojizos y tenía ojeras debajo de ellos, mis labios estaban resecos y partidos, con los dientes jalé un pellejito que tenía levantado. Un hilillo de sangre salió al instante manchando mi labio inferior, rápidamente la limpié con el dorso de mi mano. 

—No creo poder dormir ya—contesté en un susurro, pero sabía que él me había escuchado—Bell, por favor duerme. En dos horas más entras a la guardia. 

—No dormiré, Elena—contestó con voz firme—Hoy no iré a la guardia. 

—¿Por qué no?

—Es mi día de descanso, muñeca. ¿Lo olvidaste?—preguntó arqueando una ceja. 

Ni si quiera sé que día es hoy. 

—Cierto, perdona. Aún tengo el cerebro algo dormido al parecer—dije rápidamente soltando una risa un poco forzada. 

Salí del baño caminando de regreso a la habitación con Bellamy detrás. Me recosté en la cama sim volver a cobijarme, mientras que él se sentó a mi lado observándome. Nos quedamos así observándonos mutuamente hasta que él habló. 

—Te quiero mostrar algo, pero tenemos que salir de aquí a las seis y media. Es un viaje que haremos en auto—dijo con un tono bastante animado. Miré el reloj notando que aún faltaba un poco para las cinco de la mañana—Vamos, el tiempo vuela. 

 Después de un rato más ambos nos encontrábamos duchados y vestidos para un "día de campo" —que eran los días donde Bellamy y yo salíamos a explorar juntos—, también llevábamos una mochila con algunos sándwiches y dos cantimploras de agua. Yo llevaba en la mía un botiquín por si se llegase a necesitar.  Salimos del departamento a las seis en punto, Bell cerró la puerta detrás de mí y una vez que se aseguró que realmente tenía llave emprendimos nuestro viaje hacia el garaje de Arkadia.  Me sorprendió ver la cantidad de gente que ya se encontraba recorriendo los pasillos a esa hora, algunos de ellos saludaban a Bellamy con un asentimiento de cabeza, mientras que a mí sólo me dedicaban un pequeño "buenos días". 

TENEBRIS | BELLAMY BLAKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora