18. [Fearless]

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-Y-ya... -cogió aire- Ya está...

-¿Y?

-V-vale, fue fabricado en Alsadorum, parece ser que en un taller que pertenecía a la armada del ejército aljafense -Marcelo cogió un vaso de agua que tenía cerca de él y bebió, necesitaba algo que cayera por su garganta, se sentía exhausto- Le fue entregado a un tal Moriarti Casanova.

-Vale -Camilo asintió.

-Aunque parece que lo perdió hará unos... nuevo o diez años... en territorio de los Pueblos Hermanos...

-¿Dónde?

-Fue en uno de los campos de batalla en los desiertos del este... parece que se debió a la muerte del propio Casanova.

-Hmmm... -Camilo pensaba- Debió ser durante las Guerras Minerales... Prosigue.

-Esta especie de ornamento estuvo perdido hasta hace poco, hará dos años, cuando alguien lo encontró -Marcelo se llevó la mano a la frente- Y lo que me extraña es que no he conseguido sacar quién era esa persona.

-¿En serio? -Camilo miró extrañado- Se supone que eso no es posible.

-L-lo sé, es como si esa persona hubiese conseguido crear una barrera anticonexión con el objeto, parece que no quería ser descubierto por ningún tipo de vidente...

-Es como lo del rastro de virtudes... -dijo para sí mismo- Parece que ese puede ser nuestro hombre...

-Y algo más, hace unas semanas la medalla obtuvo otro vínculo emocional con otra persona.

-¿Qué? -Camilo abrió los ojos como platos- ¿Sabes quién es?

-S-sí... Afil Casanova.

-¿El mismo apellido?

-Sí, no lo tengo claro, pero puede que sea el hermano de Moriarti -Marcelo se secó el sudor que le caía por el cuello- Y parece que reside actualmente aquí, en Camyd... En la calle Poniente...

-¿¡El barrio del gueto ilegal aljafense?! –''las piezas estaban empezando a conectarse'' pensó Camilo- Además, Afîl... Ese nombre se parece demasiado al de... -Camilo miró hacia las cortinas- Bueno, ¿eso es todo?

-Sí, lo juro, no hay nada más -el corazón de Marcelo comenzó a latir a gran velocidad.

-Perfecto... Por cierto, ¿Cómo os va a vosotros? A los martillos, he oído por el cuartel que poco a poco estáis perdiendo el apoyo popular.

-¿Qué? -Marcelo cerró los ojos y comenzó a mover uno de sus brazos hacia los lados- Q-que comediante llegas a ser ca-capitán, usted sabe que yo no formo parte de la organización.

-Pero este local, aunque tuyo, forma parte de su territorio, ¿me equivoco?

-S-sí, pero... -Camilo calló- ¿A que ha venido capitán? El ejército Atardeceres tiene los mejores videntes de la ciudad, ¿por qué consultarme a mí?

-Bueno, echaba de menos pasar el tiempo con un buen amigo -Camilo levantó la mitad superior de su labio- Además, tenía cosas pendientes por aquí.

-¿A-amigo? -Marcelo no sabía a lo que se refería y eso le aterraba.

-Sí, claro Marcelo, eso es lo que somos, ¿no? -río. Poco a poco la risa de Camilo se torno lenta y tenebrosa.

-S-supongo... -Marcelo tragó saliva.

-Claro Marcelo, claro que sí -Camilo se levantó, su corpulento cuerpo se convirtió en una montaña a ojos de Marcelo- Por cierto... ¿no hace como un poco de calor? -Camilo se ajustó la corbata que llevaba, después sacó una moneda y empezó a juguetear con ella.

Two Suns in a SunsetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora