32. [La araña hombre]

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Alfin, quien estuvo todo el camino mirando al suelo, levantó la cabeza, había llegado hasta el mirador más alejado de toda la Academia Plateada, un lugar que nadie frecuentaba, un lugar en el que podía pensar mejor. Las vibraciones de su Deducción Epifánica habían aumentado paulatinamente, estás le hacían daño en la cabeza cada vez que había una modificación en su entorno, era como si sus sentidos cognitivos le avisaran de posibles amenazas.

-¡Ah! -una de estas le dio un fuerte pinchazo en el lóbulo frontal- Joder.

-[No te preocupes, es parte del proceso de metamorfosis...]

-Esto... No es normal... ¿Deducción Epifánica me habla? -otro pinchazo, este algo más ligero, atravesó sus redes neuronales- ¡AAAH!

-[¿Aún crees que soy Deducción Epifánica? Eso es algo que has asumido por ti mismo... No, no soy tu virtud de nacimiento]

-¿¡Qué?! -los ojos de Alfin se abrieron como platos, estaba teniendo un diálogo con una voz que provenía de él mismo- ¿Me estoy volviendo loco? -comenzó a respirar algo agitado, su apatía desaparecía, estaba preocupado.

-[Para nada, estás más cuerdo que nunca Alfin Amanecer-Granjero] -la voz era la misma que la de Alfin, la misma que generamos hacia nosotros mismo cuando pensamos o reflexionamos, solo que está era cruda, rasgada, como si se hubiera deteriorado.

-¿Por qué hago esto?

-''No soy yo, no tengo control de esas respuestas'' -respondió esta vez sí Deducción Epifánica.

-¿¡Qué?! -Alfin levantó sus manos y comenzó a agarrarse el cráneo- ¿No soy yo el que hace esto?

-[No pequeñín, yo, en esencia, no soy tú, pero dentro de muy poco sí que seremos nosotros...]

-Definitivamente... Se me está yendo la cabeza – Alfin se apoyó sobre la barandilla del mirador y exhaló aire.

-[Haznos caso Alfin, nosotros te guiaremos en tus primeros pasos mi niño pequeño, nosotros te protegimos cuando aquel infiel trato de asesinarnos]

-¿Hablas de Camilo? -el chico se había olvidado completamente de los incidentes de Camyd.

-[De él, del hombre del fuego. Nosotros le detuvimos, nosotros evitamos que siguiera haciendo más daño]

-¿Cómo lo hiciste? -Alfin comenzaba a asimilar que existía la posibilidad de que algo extraordinario se estuviera orquestando en sus adentros, dejo el escepticismo a un lado y decidió escuchar aquel aullido que ensordecía sus oídos.

-[Más despacio mi niño, obtendrás respuestas... Pero no ahora, antes tienes que aprender]

-¿Aprender, el qué?

-[A usar el don con el que renaciste, el legacy]

-¿Legacy? ¿Qué cojones es eso?

-[Simplemente haznos caso... Sigue nuestros pasos] -la voz se comenzaba a emocionar- [Ve a la pared]

-¿La pared?

Alfin, quien se había quedado completamente ensimismado mientras hablaba con aquello que provenía de su mundo interior, levantó la mirada, una brisa de viento le despeinó completamente. Miro con disimulo hacia los lados y comenzó a caminar después de hacer un gesto con las manos, como si quisiera decir: ''no tengo nada que perder''.

-Ya está... ¿Ahora qué?

-[Nada. Simplemente deja tus instintos fluyan, que tu inconsciente sea lo que te impulse cariño] -la ''o'' final pareció ahogarse en un vació que no tenía límite.

Alfin no sabía que tenía que hacer, no tenía claro que era dejarse llevar por sus propios instintos. Su mirada se fijó en los ladrillos que formaban la pared, naranjas vivos que brillaban cuando la luz del sol se reflejaba en ellos. Entrecerró sus ojos, aquel material de construcción evocaba en él atracción, lo que en un primer vistazo parecía algo común llevó a Alfin a recordar, a recordar cuando sus manos se pegaron en la pared. Rápidamente miró hacía sus palmas, estaban sudando.

Two Suns in a SunsetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora