Sed
Esselle
(Consulte el final del capítulo para ver las notas ).
En uno de sus sueños, Tobio cuestiona por primera vez. Se preguntó sobre el frío castillo, las voces que lo rodeaban y la forma en que siempre estaba solo.
Se preguntó por qué se sentía tan helado, incluso en los veranos, incluso cuando encendían los fuegos en los inviernos. Seguramente no siempre podría ser tan frío, y si lo fuera, seguramente a la gente no le encantaría tanto como parecía, no disfrutaría el tiempo que pasaban dentro de sus paredes.
Se preguntó de qué servía susurrar; y sobre a quiénes pertenecían las voces, con sus miradas astutas y sus palabras insensibles. Sí, sabía que no era agradable, pero tampoco le había hecho nada a nadie.
Se preguntó por qué, si tanto deseaba que lo dejaran solo, todavía le dolía. Esa exclusión, la sensación de ser abandonado. Tal vez querer estar solo se sentía más vacío cuando no tenía otra opción.
—Nadie te quiere aquí. —Le recordaron las voces.
Y dado todo lo demás, odiaba tener frío, estaba cansado de escuchar los nombres que le habían puesto, ya no quería estar solo, pensó, tal vez estaba bien si querían hecharlo. Tal vez él tampoco quería estar allí.
En lugar de correr, en lugar de que el suelo se abriera para obligarlo a salir, se dio la vuelta y caminó, a través de los pasillos con la pálida luz del sol brillando a través de las ventanas, pasando por los nichos donde le dieron la espalda pero aún así se aseguraron de que pudiera escuchar su juicio, hasta que se paró, solo, frente a las puertas del castillo.
Las empujó para abrirlas y se fue.
En un instante, la débil luz del sol brilló, se volvió mantecosa y dorada. Sintió que el calor volvía a las puntas de sus dedos. Estaba de pie en lo alto de las escaleras del castillo, pero frente a él, ahora, no estaban los terrenos ondulantes del castillo sino un pueblo. El siguiente paso que dio fue sobre desgastados adoquines que ya le resultaban familiares.
No sabía a dónde lo llevarían sus pasos. Pero mientras caminaba, le llegaban voces; no silbidos, no susurros. Había gente en la calle, y escuchó fragmentos de sus conversaciones mientras pasaba junto a ellos, y aunque siempre pasaba antes de que pudiera ver bien, ninguno de ellos miraba hacia otro lado.
—...un tipo tranquilo, muy educado, aunque...
—...no es lo que esperaba, pero es un chico dulce...
—...fueron demasiado duros con él, esa gente...
Las voces se desvanecieron demasiado rápido para que pudiera distinguir algo en particular, y luego su interés fue captado por un solo edificio frente a él, una fragua, pensó, pero la puerta estaba cerrada y las cortinas corridas, así que siguió caminando. Al pasar creyó oír risas en el interior. Quería escuchar, pero en el último momento decidió no hacerlo. De repente se sintió inseguro acerca de si era o no su lugar.
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𝑻𝒉𝒊𝒓𝒔𝒕 - 𝑯𝒂𝒊𝒌𝒚𝒖𝒖 [𝑻𝒓𝒂𝒅𝒖𝒄𝒄𝒊𝒐𝒏]
Fanfiction' -Eres tú. Puedo... olerte -dijo Hinata, un poco asombrado, y Tobio se dio cuenta de que lo contrario también era cierto. Lo que fuera que estaba oliendo, ese olor caliente y ahumado, eso era Hinata. Tobio inclinó la cabeza para descansar su mejill...